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miércoles, 20 de junio de 2018

LA RUTA DE LAS RATAS ( De como la Iglesia ayudó a escapar a criminales nazis)





Es conocido como muchos de los jerarcas nazis huyeron de Alemania tras el final del III Reich consiguiendo establecerse en diferentes países con identidades falsas. Estas rutas de huida se conocieron bajo el nombre de La Ruta de las Ratas.

Uno de los destinos preferidos fue Argentina que se convirtió en un verdadero santuario nazi. Fue Juan Domingo Perón el que creó una auténtica Odessa que permitió que asesinos como Mengele, Eichmann o Priebke se establecieran en Argentina con total impunidad. La ruta que siguieron comenzaba en la frontera alemana-suiza, continuaba por los puertos de Génova y Barcelona, hasta culminar en algún punto de la costa argentina.
Perón nunca ocultó sus intenciones y en varias entrevistas en los 60 y 70 insistió en que Núremberg era una desgracia, una infamia, que no se podía someter a juicio a un ejército derrotado y que él se propuso rescatar a los nazis de la justicia aliada.
Pero no fue sólo Argentina, la dictadura franquista ofreció su apoyo creándose en nuestro país organizaciones como CEDADE. El miedo al comunismo en los comienzos de la Guerra Fría fue la excusa por la que Estados Unidos o el propio Vaticano se erigieron en protectores de algunos de estos asesinos. Los EEUU reclutaron a través de la CIA a fugitivos nazis para espiar a la Unión Soviética.
El Vaticano dio protección, albergue, falsa identificación, y una ruta de escape sobretodo hacia Sudamérica, aunque también a algunos otros países como Australia o  EEUU, a jerarcas nazis viéndolos como elementos útiles en la lucha entre religión y ateísmo que se vivía en esos momentos. Es muy conocido cómo el cardenal Caggiano viajó al Vaticano en 1946 y ofreció en nombre del gobierno argentino el país como refugio de los criminales de guerra escondidos en Roma.
Pero el gran visado para los nazis huidos era Alois Hudal, obispo en Roma, que nunca ocultó sus simpatías nazis y que se hizo famoso por establecer las vías de huida para estos. Asesinos como Franz Stangl (comandante del campo de exterminio de Treblinka, Gustav Wagner (comandante en Sobibor), Alois Brunner (uno de los oficiales principales más brutales), Adolf Eichmann (el arquitecto del Holocausto), Walter Rauff (supervisó el programa de  vanes móviles conectadas al gas de los motores diésel para que 100.000 judíos muriesen finalmente asfixiados durante el camino), Ante Pavelic (el carnicero de los Balcanes) que vivió en el Vaticano, en Argentina y en la España franquista.
Todos los nazis sabían que debían escapar a Roma y que una vez allí, debían dar con el obispo Alois Hudal que les daría albergue, documentos falsos de la Cruz Roja Internacional, y visas así como trabajo en distintos países fuera de Europa.
Todo esto fue recogido en un genial documental de la televisión alemana con el nombre “La Ruta de las Ratas”





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