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jueves, 30 de mayo de 2019

MAKHNOVCHINA . El desencuentro entre revolucionarios


Un episodio poco conocido de la revolución bolchevique fue la Makhnovchina, nombre despectivo acuñado por León Trotsky ( la terminación “china” en ruso es despectiva) para referirse al movimiento Makhnovista, un genuino movimiento de campesinos pobres, no de Gulaks como lo caracterizó el Poder Soviético, que ya entes de la Revolución Bolchevique habían expropiado a los grandes terratenientes y formado sus “comunas libres” bajo la dirección de Néstor Makhno, quién se definía como Anarco-Comunista. La mutua incomprensión llevó al enfrentamiento entre revolucionarios.

FUENTE: WIKIPEDIA

El Ejército Negro, cuyo nombre oficial fue Ejército Revolucionario Insurreccional de Ucrania (en ucraniano: Революційна Повстанська Армія України, romanización: Revolyutsiyna Povstans’ka Armiya Ukrayiny), fue un grupo armado de anarquistas con base mayormente ucraniana y uno de los cuatro ejércitos que participaron en la Guerra civil rusa, donde combatieron además bolcheviques integrando el Ejército Rojo; pro-occidentales, conservadores y mencheviques agrupados en el Ejército Blanco; y nacionalistas que formaban el Ejército Verde.

No era un ejército grande, pero fue muy respetado debido a su ferocidad en el combate y la rapidez de sus movimientos. Pese a tratarse esencialmente de un cuerpo de infantería, recorría largas distancias a la misma velocidad que un cuerpo de caballería. Eso le permitía atacar desde varios flancos y retirarse en corto espacio de tiempo, o atacar por sorpresa en la retaguardia enemiga después de una aparente huida. Por otro lado, al tratarse de un ejército con un amplio apoyo social, no requería importantes gastos en infraestructuras ni existía necesidad de una organización centralizada.

La táctica más habitual del Ejército Negro era atacar con pocos combatientes, golpear con contundencia y desaparecer, o huir en mitad de la batalla para horas después atacar la retaguardia enemiga, lo que le permitía minar la moral del enemigo.

En combates a campo abierto era reconocido por la fiereza de sus hombres, en su mayoría campesinos que arriesgaban la vida en defensa de su tierra con más arrojo que cualquier otro grupo de combatientes, [cita requerida] pero esa faceta del combate era su punto más débil, ya que en un combate ante fuerzas organizadas se evidenciaban sus carencias.

Contexto histórico

Cuando triunfa la Revolución rusa en 1917, Ucrania es un país muy diferente del resto de las otras provincias rusas. Se trataba de un territorio muy rico en recursos agrícolas, y en tiempos de guerra sus fronteras fueron el objeto del deseo de las potencias extranjeras: Alemania, Imperio austrohúngaro, Imperio otomano, Rusia e incluso Francia y Gran Bretaña; que veían al territorio como una inagotable fuente de provisiones.

La mentalidad ucraniana era a su vez distinta a la de la mayoría de rusos, ya que el temor a agresiones externas y las continuas luchas fronterizas, desarrollaron una corriente de pensamiento más centrada en lo individual que en lo colectivo. El concepto de individualidad era latente en los belicosos campesinos, acostumbrados a defender sus campos de las tropas saqueadoras que incursionaban en operaciones relámpago a su territorio para aprovisionarse. Todo ello ocurría sin que el ejército zarista se dedicara a otra cosa que a defender las fronteras de la región.

La situación de indefensión desarrolló un marcado espíritu de independencia en la región, y la poca estabilidad a corto o medio plazo le quitaba sentido a la aparición de partidos políticos, que carecían de un marco territorial en el que implantarse. En estas condiciones, lo que se desarrolló fue un creciente sentimiento nacionalista, cuyo objetivo último era crear un estado independiente, es decir un marco territorial

Pero en Ucrania existía una mayoría campesina acostumbrada a defenderse por su cuenta, a ser agredida por diferentes ejércitos en corto espacio de tiempo y a trabajar en conjunto con otros campesinos, hasta desarrollar pequeños grupos armados, especializados en defender los poblados de los intrusos. Para estos campesinos el Estado era una instancia ineludible, que periódicamente aparecía en los campos en forma de ejército para quedarse con una parte de la cosecha.

El nacionalismo era mayoritario en la zona norte, mientras que en el sur existía una mayoría anarquista, con fuerte influencia comunista (no bolchevique). A finales de la Primera Guerra Mundial, entre diciembre de 1917 y enero de 1918, las guerrillas campesinas expulsaron a los grandes propietarios de sus zonas de influencia, repartiendo y valorando las tierras y las industrias.

El 9 de febrero de 1918 fue firmado el Tratado de Brest-Litovsk entre los representantes de los Imperios Centrales y los de la Rada Central Ucraniana y que precedió en casi un mes el Tratado de Brest-Litovsk que firmaron aquellos con el Gobierno ruso de Lenin el 3 de marzo de 1918. Inmediatamente las tierras vuelven a sus antiguos dueños, cuyos privilegios se refuerzan con el fin de mantener la neutralidad de la región.

Los terratenientes a quienes se restituyó, se agruparon con el beneplácito de la Rada para cobrar venganza sobre los insurrectos que les confiscaron las tierras. El amparo legal de la Rada era normal, teniendo en cuenta que los insurrectos eran potenciales rebeldes y debían ser eliminados para evitar la reedición del caso ruso, si el zar finalmente regresaba a Ucrania.

Además de la represión del Ejército Verde nacionalista, pagado por los terratenientes y al servicio de Kiev, los campesinos sufrieron los azotes continuos de las tropas de ocupación alemanas y austríacas. La presión de estos distintos ejércitos fue tan asfixiante sobre los campesinos del sur adheridos a la Revolución que, de iniciativa común, se plantea la posibilidad de unir a todos los anarquistas.

Durante junio, julio y agosto de 1918, la represión de la Rada ucraniana fue sangrienta y muchos anarquistas fueron ejecutados. En ese punto es fundamental que los campesinos se unieran entre sí pues de lo contrario los más destacados activistas serían aniquilados y el movimiento moriría.

La necesidad de una cierta unificación frente a la inclemente represión, es lo que lleva a los campesinos de Guliaipolé a organizarse en torno a una idea política, que se desinteresa por completo y considera prescindibles aspectos como la desigualdad social y los prejuicios nacionales, religiosos o políticos.

En Guliaipole, en verano de 1918, por primera vez los campesinos anarquistas no se reúnen para plantear un conflicto militar contra un ejército agresor, sino para tomar partido activamente en la guerra que debía librarse contra el totalitarismo y los tiranos de la Rada.

Motivaciones políticas y apoyo social
El inspirador intelectual y máximo líder del Ejército Negro fue Néstor Ivánovich Majnó, quien aglutinó los deseos de los campesinos, contrarios a la restauración pretendida por el Ejército Blanco.

Se organizó en verano de 1918 como azote de las posiciones del Ejército Verde y fuerzas del eje europeo. Integrado principalmente por campesinos, el Ejército Negro contaba a finales de ese año con más de 1.500 efectivos. Para su mala fortuna, Majnó siempre mantuvo la esperanza de que era posible mantener una alianza con los bolcheviques en contra del nacionalismo del Ejército Verde y la monarquía que pretendía restaurar el Ejército Blanco. Aparte de que la monarquía era un sistema incompatible con el anarquismo que defendían los majnovistas, Majnó estaba convencido de que una victoria del Ejército Blanco traería de vuelta a los zares.

Jamás perdió el apoyo de los campesinos, y a raíz de la descomposición del Ejército Verde recibió a muchos nacionalistas que no se unieron al Movimiento Blanco.

En el Ejército Negro convivían dirigentes con formas distintas de entender la Guerra. Comandantes como Simón Karetnik, Alexis Márchenko, Grigory Vasilevsky, Borís Veretélnikoff, Peter Gavrilenko y Fedir Stchuss (todos, salvo el último, nacidos también en Guliaipolé) simpatizaron al principio con los bolcheviques, igual que Majnó, que incluso se entrevistó con Lenin.

Otros jefes militares e ideólogos respetados por Majnó como Moise Kalinitchenko, Vasily Kurilenko, Víctor Belash y los hermanos Lepétchenko eran anarquistas que se manifestaban igualmente alejados ideológicamente de cualquier otro bando y no eran partidarios de ninguna alianza.

Majnó toleraba la libertad de sus compañeros para aliarse con los bolcheviques o combatirlos, pero jamás aceptaría cualquier tipo de simpatía hacia el Movimiento Blanco.

Organización interna y recursos militares
La organización interna del Ejército Negro se basaba en tres principios esenciales: 1º) El voluntariado; 2º) La elegibilidad de todos los puestos de comando; y 3º) La disciplina libremente consentida.
  
Grupo de Combate del Ejército Negro.
El voluntariado: Todos los combatientes eran voluntarios, no se obligaba a nadie a integrarse al ejército.

La elegibilidad: 
Los comandantes de las unidades, los miembros del Estado Mayor y del Consejo de Insurgentes, y en general cuantos ocuparan puestos importantes, debían ser elegidos o bien aceptados por los insurgentes de la unidad respectiva y por el conjunto del ejército.

La disciplina libremente consentida: 
Todas las reglas de disciplina eran elaboradas por comisiones de insurgentes y posteriormente validadas en asambleas militares. Una vez establecidas, debían ser rigurosamente observadas bajo la responsabilidad personal de cada insurgente y de cada comandante.

A nivel militar, se componía de unidades de alto poder combativo. El Ejército Negro disponía de Divisiones de Infantería, Caballería y Artillería. Cada División se componía de 3 Brigadas, de 3 Regimientos cada una. Cada Regimiento se componía de tres Batallones.

La infantería y la caballería se desplazaban a la misma velocidad, ya que las unidades de Infantería recorrían largas distancias en unos carruajes ligeros (tachankas) elaborados en el Sur de Ucrania. De este modo la Infantería podía avanzar unos 75 kilómetros al día, y en caso de necesidad podían ser más de cien.

La caballería era considerada como una de las mejores del mundo, tenía su propio cuerpo de élite (la "Sotnia Negra") formado por 100-150 jinetes.

Se estima que en 1919 más de 25.000 ucranianos combatían en el Ejército Negro, cuyo aparato militar disponía de 48 cañones de campaña (móviles), 4 trenes blindados, 4 carros blindados y más de un millar de ametralladoras.

La capacidad de movilización del Ejército Negro era muy alta, y por otra parte era normal que grupos de campesinos se unieran entre sí y provocaran escaramuzas defendiendo la bandera negra. También se acostumbraba a rotar a las tropas, debido a que la mayoría de campesinos ucranianos tenían experiencia en combate, al haber participado en la I Guerra Mundial.

La rotación de tropas consistía en devolver a los combatientes cansados a los poblados para cuidar de las familias y trabajar los campos, por un periodo de dos a tres semanas.

Algunas fuentes citan que más de 100.000 personas combatieron en el Ejército Negro durante la Guerra Civil, ya que debe ser tenido en cuenta que los campesinos, aunque muchos no fueran combatientes regulares, eran el entramado logístico del Ejército.

Relación con los bolcheviques

Mediante el Tratado de Brest-Litovsk de Ucrania del 9 de febrero de 1918 y el Tratado de Brest-Litovsk del 3 de marzo de 1918, los bolcheviques cedieron Ucrania al Imperio austrohúngaro. Las fuertes corrientes anarquistas y revolucionarias del pueblo ucraniano que meses atrás se aliaron con los bolcheviques y lucharon a su lado, fueron aplastadas por el poderoso ejército austriaco.

El 28 de septiembre de 1918, los majnovistas del Ejército Negro, la mayoría campesina, aprovechan la descomposición de Imperio austrohúngaro para volver a hacerse con el control del sureste de Ucrania. Durante ese tiempo mantienen continuos enfrentamientos con tropas nacionalistas del Ejército Verde, aunque apenas una semana después las tropas austriacas acuden en auxilio de los nacionalistas Verdes y recuperan la soberanía sobre el territorio. Un mes y medio después de la capitulación austrohúngara ante los aliados occidentales, el Ejército Negro vuelve a hacerse con el control de parte del país, durante la Navidad de 1918, pero el 29 de diciembre Majnó vuelve a ser derrotado por las tropas del Ejército Verde.

El Ejército Negro era una fuerza independiente, aunque puede entenderse que complementaria del Ejército Rojo en tanto que ambos compartían un enemigo común. Uno de los ejemplos más claros de su cooperación se vivió en febrero de 1919, cuando los bolcheviques cedieron varios regimientos al Ejército Negro para su lucha contra el Movimiento Blanco. La idea fue propuesta por el Estado Mayor de Moscú, y aceptada con alborozo por los majnovistas.

En esas fechas, con motivo de la incautación de varios vagones de trigo a las tropas de Denikin, el Consejo de Insurgentes determinó enviar el alimento a los miembros del Ejército Rojo que combatían en Rusia.

Pese a que la historia oficial soviética siempre recalcó que ambos ejércitos eran uno solo, la realidad es que eso es falso. Los bolcheviques se sabían cada vez más débiles, combatiendo en el Este y en el Oeste contra el Ejército Blanco y sus aliados, y carecían de infraestructuras y recursos para equipar, trasladar y alimentar efectivos con los que defender el sur del país.

La posibilidad de que el Ejército Negro y el Ejército Verde pelearan contra los ejércitos blancos en Ucrania era la deseada por los bolcheviques, por lo que los sóviets siempre se mostraron generosos a la hora de ofrecer hombres a cualquiera de esos dos bandos.

Los bolcheviques respetaban la bandera negra y el territorio conquistado por el Ejército Negro. A cambio, el Consejo de Insurgentes permitió instalar un sóviet provisional en su territorio: El Sóviet Militar Revolucionario de los Obreros y Campesinos Insurgentes.

Lo que en un principio fue un sóviet de carácter ejecutivo de carácter anarco-comunista, no tardó en provocar conflictos entre campesinos y obreros, ya que los campesinos majnovistas no reconocían ninguna autoridad superior a ellos, salvo la que ellos se quisieran imponer. Por otro lado, el Sóviet Militar Revolucionario de los Obreros y Campesinos Insurgentes tenía la obligación de aplicar leyes ordenadas desde Moscú.

El Ejército Negro, si no fomentaba, al menos no impedía la violencia campesina sobre los comunistas y sus aparatos políticos. A juicio de los bolcheviques, Majnó se comportaba con excesiva autonomía, pues desarrollaba actividades que pronto chocaron con los comisarios políticos enviados por el Ejército Rojo desde Moscú. El aspecto esencial, es que Majnó no ordenaba coaccionar la libertad de actuación de los campesinos y acudía en su defensa cuando eran agredidos.

Eso provocó numerosas escaramuzas entre prosoviéticos y anarquistas, lo cual implicó un conflicto político.

Existió cierta afinidad entre ciertas facciones del Ejército Verde y el Ejército Negro porqué ambos querían eliminar a los extranjeros (soviéticos y europeos) del territorio ucraniano, si bien era imposible un acuerdo al representar el Directorio Político ucraniano (brazo político del Ejército Verde) ideas mencheviques, incompatibles con el anarquismo de Majnó.

Existieron acercamientos con las facciones más nacionalistas del Ejército Verde, cuya principal referencia era el capitán Nikífor Grigóriev, pero no con los dirigentes del Directorio Político.

En cualquier caso no se produjo un enfrentamiento entre los ejércitos rojo y negro porque las malas relaciones entre los anarquistas y los comunistas coincidieron con la gran ofensiva del Movimiento Blanco en verano de 1919, apoyado por los que fueron aliados de Rusia durante la Primera Guerra Mundial y los sectores burgueses, mencheviques y prooccidentales del Ejército Verde.

Primera ofensiva de Denikin y alianza con el atamán Grigóriev
Debido a su posición de indefensión respecto a los poderosos ejércitos blanco y rojo, Majnó sabía que tarde o temprano su sociedad anarquista sería engullida por uno de los dos enemigos, si bien la profunda admiración que sentía por Lenin lo mantenía convencido de poder llegar a un acuerdo con él.

La primera ofensiva de Denikin fue encabezada por el general zarista Chkuvo a finales de 1918, cuando penetró por la frontera sur de Ucrania, de mayor influencia majnovista y entabló varias batallas con efectivos del Ejército Negro, manteniendo posiciones en la zona.

Un mes después, en enero de 1919, desembarcan en Odesa tropas griegas, británicas y francesas (además de polacos y rusos), ordenando el Estado Mayor del Movimiento Blanco una retirada gradual de las tropas nacionalistas ucranianas del Ejército Verde. La orden del Estado Mayor Blanco es aceptada por los nacionalistas (antiguos aliados de austríacos y alemanes) y esa subordinación de los nacionalistas del Ejército Verde a los intereses de la entente que venció en la Primera Guerra Mundial, provoca la insubordinación del nacionalista Nikífor Grigóriev, también conocido como atamán Grigóriev (distinción ucraniana equivalente a un título nobiliario, que se le otorgaba a quien hubiera dirigido un regimiento de cosacos en tiempo de guerra).

El Directorio Central del Ejército Verde aceptó el ultimátum de la Entente extranjera bajo mando del Estado Mayor Blanco, pero Grigóriev declaró a sus tropas en rebeldía.

En febrero de 1919 Grigóriev ataca al Ejército Verde, bajo el estandarte de la bandera roja pese a no tratarse él de un bolchevique. Se entiende que el uso de esta bandera fue debido a la voluntad común de los bolcheviques y de las tropas de Grigóriev de echar al mar a las tropas francesas que integraban parte de la expedición denikinista.

El 6 de abril de 1919, el ejército de Grigóriev expulsó a los extranjeros al mar en Odesa, tomando la ciudad. A partir de ese momento la actividad de las chekas bolcheviques fue en aumento en las principales ciudades ucranianas, así como los saqueos de los campos ucranianos ordenados para el mantenimiento de las unidades de combate del Ejército Rojo. Los saqueos bolcheviques trajeron consigo inmisericordes matanzas y fusilamientos de familias enteras de campesinos y obreros anarquistas y nacionalistas.

Existen datos que inducen a pensar que, a pesar de su victoria sobre los ejércitos de ocupación bajo bandera roja, las órdenes de Moscú eran claras respecto al atamán Grigóriev: debía ser eliminado de forma inteligente porque pese a ser un héroe que luchó bajo la bandera comunista, sus ideas eran incompatibles con las bolcheviques.

Habían existido contactos y acercamientos entre Grigóriev y el Ejército Negro de Majnó, pero tanto la nula conciencia nacional como el arraigado anarquismo del segundo, imposibilitaban cualquier tipo de acuerdo con un nacionalista ucraniano como e Grigóriev. Por otra parte estaba el historial de la participación en pogromos antisemitas de Grigóriev, lo cual equivalía a ser un asesino a ojos de los libertarios.

Pero durante la primavera de 1919 los sóviets locales practicaban políticas incómodas para la población campesina, y fueron produciéndose altercados hasta que el 25 de mayo de 1919 los bolcheviques declararon a Néstor Majnó fuera de la ley.

Esta situación fue la que, tal vez, acabó provocando el acuerdo entre dos personalidades tan diferentes como las de Grigóriev y el ejército anarquista, que se firmó el 25 de junio de 1919. Se dice que el acuerdo fue casual, al encontrarse personalmente Majnó y Grigóriev cerca de Ekaterinoslav.

Es poco probable que sucediera tal cosa de forma fortuita, más bien la vieja política del enemigo común (primero el Ejército Verde y después los bolcheviques, acabó convirtiendo en aliados al atamán Grigóriev y al campesino Majnó.

El atamán fue nombrado Comandante en Jefe (máxima autoridad militar) y Néstor Majnó fue nombrado Presidente del Consejo de Insurgentes (máxima autoridad civil).

Cuando Grigóriev se batía en retirada tras la ofensiva demoledora del Ejército Blanco de Denikin en el verano de 1919, fue llamado por Majnó a un Congreso que estaban celebrando los anarquistas.

Según la historia oficial soviética, Majnó ordenó el asesinato después de que los bolcheviques le hicieran llegar una carta escrita por el atamán Grigóriev a Symon Petlyura, nacionalista ucraniano del Ejército Verde, que colaboró con la Entente europea que pretendía conquistar Ucrania.

Las fuentes majnovistas, no obstante, atribuyen el asesinato a un discurso reaccionario del atamán en un congreso anarquista. Al parecer dicho discurso fue espléndidamente desarmado por Majnó y Grigóriev, al sentirse avergonzado empuñó un arma y llamó a la lucha a su guardia personal, provocando un tiroteo que se resolvió en pocos minutos.

Ambas versiones coinciden en lo esencial, que Grigóriev perdió la vida en ese congreso.

Al contrario que Majnó, Grigóriev (que sí luchó bajo la bandera roja, algo que Majnó nunca hizo) pensaba que era más fácil un entendimiento con las fuerzas del Ejército Blanco que con los bolcheviques a pesar de las ideas contrarias de Majnó, a cuyas espaldas se carteó con los nacionalistas pro blancos. En la carta que le costó la vida le escribió a Petlyura: "Nosotros nos hemos separado de Ud. porque Ud. impuso en Ucrania una política pequeño-burguesa, tanto interna como externa, que permitió que la Entente pudiese explotar nuestro pueblo y sus riquezas. Pero nosotros también nos hemos separado de los comunistas y los estamos combatiendo, porque el 90% de la población de Ucrania está en contra de las comunas... Uds. en estos momentos los están atacando por el frente...nosotros los estamos atacando por su retaguardia. Sería bueno saber si pelearemos entre nosotros cuando los comunistas finalmente huyan, o no…"

Los bolcheviques, horrorizados por la posibilidad de tener como enemigos a los Ejércitos Blanco, Verde y Negro, decidieron que la única forma de no ser aniquilados en una zona tan difícil de dominar como Ucrania, era romper la sociedad que formaban Grigóriev y Majnó, que unía a varios millones de personas.

Al leer la carta, según la historia oficial, Majnó se consideró traicionado y dio la orden de dar muerte al atamán Grigóriev el 27 de julio de 1919, en plena expansión del Movimiento Blanco de Denikin, en la aldea de Sentovo.

Momento álgido del Ejército Negro

La bandera anarquista en el Museo de Guliaipole.
En febrero de 1919 el Ejército Negro conquista una parte significativa de Ucrania, en una avanzada donde se sirvió de varios regimientos de bolcheviques. Uno de los generales que protagonizó acciones muy destacadas fue Simón Karétnik, natural de la misma localidad que Majnó.

La forma en que el Ejército Negro ejerce su soberanía en Ucrania es vista con escepticismo desde Moscú y disgusta a los bolcheviques, cuyas chekas carecen del beneplácito para politizar la sociedad. Trotski plantea por vez primera la posibilidad de eliminar al Ejército Negro, formado por anarquistas sin la menor voluntad de someterse al proyecto leninista. Los enfrentamientos entre bolcheviques y anarquistas son cada vez mayores, y al parecer Lenin entiende que el principal culpable es el capitán Grigóriev que, al contrario que Majnó, nunca ha confiado en los bolcheviques.

La relación entre los ejércitos rojo y negro se vuelve tan tensa que es previsible un conflicto armado entre ambos. Ocurren matanzas de campesinos llevadas a cabo por guerrillas bolcheviques apoyadas por efectivos del Ejército Rojo, y se persigue a los dirigentes anarquistas, incluido Néstor Majnó.

En ese momento de conflicto en ciernes, el Jefe del Estado mayor del Ejército Blanco, el general Antón Denikin, ordenó una ofensiva para tomar Guliaipolé con un ataque sorpresa, el 6 de junio de 1919.

En ese ataque murió Borís Veretélnikov, que fuera Jefe del Estado Mayor del Ejército Negro, con todo su destacamento, y Guliaipolé cayó en manos del Movimiento Blanco.

Mijalev Pavlenko (anarquista ruso) fue apresado por los bolcheviques el 13 de junio de 1919 mientras se dirigía a combatir a las tropas de Denikin en un tren blindado, y ejecutado a los pocos días en Járkov.

A partir de julio de 1919, Majnó llega a la conclusión de que el Ejército Rojo tiene la intención de abandonar Ucrania, debido al empuje del fortalecido Ejército Blanco reforzado por nacionalistas del Ejército Verde, ingleses, franceses y polacos; y el exceso de frentes abiertos que mantienen los bolcheviques.

El Ejército Negro moviliza por entonces a más de 15.000 hombres, muchos de ellos procedentes del Ejército Verde, y a mediados de 1919 parece ser la única fuerza armada en disposición de combatir el avance del Ejército Blanco en Ucrania.

A finales de septiembre de 1919 el Ejército Blanco, en mayoría numérica, persiguió a los majnovistas hasta obligarlos a combatir a campo abierto. Combatieron durante dos días, al cabo de los cuales el Ejército Blanco huyó después de perder dos regimientos. Las tropas del Ejército Negro atacaban con una movilidad asombrosa, destruyendo tres regimientos blancos en tres días, durante los cuales completaron un avance de más de 350 kilómetros, gracias a su infantería mecanizada.

La expansión majnovista quebró la moral enemiga. El Ejército Negro conquistó puestos clave para el aprovisionamiento de las tropas británicas que avanzaban hacia Moscú. La interrupción de la ruta de aprovisionamiento debilitó sobremanera al Ejército Blanco y a sus aliados.

La lucha contra las tropas de Denikin fue muy costosa, y durante la ofensiva blanca de 1919 perecieron activistas y guerrilleros anarquistas de gran relevancia, como Borís Veretélnikov (junio), Isidoro Luty (septiembre), Gregorio Majnó (hermano de Néstor Majnó, septiembre) o Makéiev (noviembre).

A finales de 1919 el Ejército Negro obtiene una gran victoria sobre el general Denikin del Ejército Blanco, haciéndose con 600 camiones, munición para varios meses y un aeroplano. Esta victoria supone un acicate para la moral anarquista, que en octubre de 1919 se había vuelto a adueñar nuevamente de Ucrania.

A partir de entonces el Ejército Negro mantuvo el control de Ucrania durante varios meses, mientras el Ejército Rojo devastaba los retazos del Ejército Blanco que quedaban en tierras rusas sin forma de aprovisionarse.

Las relaciones del Ejército Negro con los bolcheviques seguían sin ser buenas, pero el Ejército Negro no tenía nada que ganar atacando a los bolcheviques, y los bolcheviques sabían que enfrentarse con el Ejército Negro les costaría muchas vidas, unas vidas que al fin y al cabo eran necesarias para combatir al Ejército Blanco.

Los enfrentamientos entre anarquistas y sindicatos y obreros eran cada vez mayores. Las consecuencias de la política económica de Néstor Majnó fueron una fuerte inflación, lo que permitió a los sindicatos argumentar que esa inflación se correspondía con los deseos del Ejército Negro de favorecer a los campesinos que explotaban recursos naturales, a costa de perjudicar a los obreros de las ciudades.

Nada de lo expuesto por los bolcheviques era cierto, y la crisis fue debida a que tropas austríacas y alemanas habían acudido en ayuda de las posiciones nacionalistas durante 1917-1918; cobrando en forma de producción agrícola. Este cobro, debido a la debilidad económica de Alemania y Austria, pronto se convirtió en saqueos, y éstos aumentaron al encontrarse Ucrania infestada de tropas mercenarias al servicio del Ejército Blanco. Esta opresión provocó discrepancias entre los nacionalistas ucranianos, de las cuales la más importante fue la del capitán Matviy Grigóriev, que abandonó el Ejército Verde.

La relación entre los Ejércitos Rojo y Negro no había empeorado pese a la serie de asesinatos, por la sencilla razón de que a los bolcheviques no les interesaba que así fuera y el Ejército Negro no tenía otra opción. En primer lugar, el Ejército Negro era correoso y atemorizaba a los enemigos con sus rápidos y devastadores ataques, y en segundo lugar porque los bolcheviques consideraban a Majnó más afín a sus ideales que a Grigóriev, y era inútil deshacerse de Majnó y dejar con vida a Grigóriev.

Además los bolcheviques destinaban todos sus recursos a su lucha contra el Movimiento Blanco y sus aliados británicos y franceses. Majnó cedió a la publicación de un periódico bolchevique en su territorio, pero el Consejo de Insurgentes del que formaba parte impidió cualquier manifestación política de los comunistas porque tendería a «establecerse sobre las masas una autoridad que atentaría contra su libertad plena».

En guerra contra dos ejércitos más poderosos
La ofensiva del general Denikin sobre el Sur de Rusia retiró suficientes efectivos militares de Ucrania, lo que fue aprovechado por el Ejército Negro para anular las vías de abastecimiento de los blancos.

Sin embargo, el general Denikin se demoraba en su ataque final sobre Moscú, debido en parte a las tropas que aún mantiene en el sur de Ucrania luchando contra el Ejército Negro y con las que contaba para la ofensiva final. En ese momento incierto para el Estado Mayor ruso, varios regimientos del Ejército Negro atacan sorpresivamente al grueso del ejército del general Denikin y en la batalla de Uman lo aniquilan casi completamente, ocupando, también por sorpresa, las principales ciudades del país.

Con los bolcheviques al norte y los majnovistas al sur, Denikin se retira a Crimea. En ese momento los bolcheviques vuelven a entrar en Ucrania y en poco tiempo el poder soviético impregna a toda la sociedad.

Para evitar conflictos mayores la cheka no se moviliza contra los campesinos, pero muchos desaparecen. Los campesinos y el resto de anarquistas se rebelan continuamente contra las decisiones que el sóviet toma por ellos. Los enfrentamientos entre bandas anarquistas y obreros bolcheviques son constantes en las grandes ciudades, mientras que en las aldeas la implicación con la causa anarquista es total.

En la primavera de 1920 el Consejo de Insurgentes, cerebro del Ejército Negro, recibe órdenes de Moscú para trasladar sus regimientos a la frontera polaca en auxilio del Ejército Rojo que está siendo golpeado con severidad en el frente occidental. El Consejo de Insurgentes liderado por Majnó se niega.

Estalla entonces una guerra cruenta entre ambos ejércitos, que dura varios meses.

En la misma primavera de 1920 los bolcheviques incursionan en Guliaipolé, arrestando y fusilando a Alexander Lepetchenko y a Sawa Majnó, hermano mayor de Néstor Majnó.

Durante esa misma primavera de 1920 el Barón de Wrangel recompone el Ejército Blanco reagrupando las derrotadas tropas de Denikin, que dimitió como Jefe del Estado Mayor. Estos movimientos son aprovechados por los servicios de propaganda soviética, que acusan nuevamente al Ejército Negro de planear una alianza con el Movimiento Blanco.

Por su parte el Consejo de Insurgentes decide que el principal peligro es el Ejército Blanco, entendiendo que es más fácil un entendimiento con los bolcheviques. La petición de paz es enviada a Moscú pero el Ejército Rojo no contesta.

Durante estos meses se produce una epidemia de tifus entre las tropas del Ejército Negro, y muere algo menos de la mitad de los combatientes.

Los actos de guerra continúan, de manera que el Ejército Negro es debilitado aún más por los Ejércitos Blanco y Rojo, hasta el punto de que en ocasiones el Ejército Negro es atacado por el Rojo mientras se bate en retirada ante una ofensiva Blanca. Los heridos y enfermos, suelen ser llevados a poblados anarquistas que son frecuentemente asaltados.

Durante el verano de 1920 el Barón de Wrangel recupera numerosas ciudades ucranianas y expulsa al Ejército Rojo de la región.

Tratado de Paz con el Ejército Rojo

Imagen del Barón de Wrangel.
La preocupación aumenta en Moscú ante la campaña victoriosa del Barón de Wrangel a costa de los territorios majnovistas en Ucrania, en alianza con los nacionalistas. Esta avanzada pone en peligro la frontera sur de Rusia. Los bolcheviques consideraban Ucrania un bien menor que ya sacrificaron en el armisticio de la Primera Guerra Mundial, pero si conquistaban Ucrania, las tropas de Wrangel atacarían Rusia.

Las tropas de Wrangel desplegaron ataques contundentes que conquistaron territorio rojo y mermaron las tropas bolcheviques, que debieron retirarse de varias ciudades como Járkov. Entonces accedieron a mantener conversaciones de paz con los anarquistas.

El acuerdo final fue muy favorable a los bolcheviques, obteniendo los anarquistas como recompensa la retractación de los bolcheviques, que negaron que los insurgentes pretendieran aliarse con el Ejército Blanco.

Ambos bandos liberaron prisioneros. Se habló de conceder varios departamentos ucranianos a los anarquistas, para que pudieran desarrollar en ellos sus “ensayos sociales”.

Producto del Tratado de Paz, en otoño de 1920 ambos ejércitos se comprometieron a actuar conjuntamente, posponiendo el acuerdo final ante la inminencia de responder a las agresiones del Ejército Blanco del Barón de Wrangel, que fue el mayor responsable de este armisticio.

Enfrentamiento entre Bolcheviques y el Ejército Negro

A mediados de octubre de 1920, el Ejército Negro al mando de Majnó combate al Ejército Blanco liderado por el Barón de Wrangel y comandado por el general Drozdov, derrotándolo y capturando más de 4.000 prisioneros. El Ejército Blanco se retiró a la península de Crimea, cuya puerta de acceso era la ciudad de Perekop.

Actuando conjuntamente pero bajo banderas distintas, los ejércitos rojo y negro se repartieron la tarea: mientras el Ejército Rojo sitiaba la ciudad, el Ejército Negro se encargaría de tomar las posiciones del estrecho de Sivash (generales Alekséi Márchenko y Tomás Kojin) y la de Simferópol (general Simón Karétnik), lo que sólo era posible cediendo muchas vidas.

El 13 y el 14 de noviembre de 1920 el Ejército Negro tomó ambas posiciones y aisló al Ejército Blanco de Wrangel en Perekop, provocando su huida.

El Ejército Rojo tomó la ciudad sin sufrir bajas, y envió 150.000 efectivos desde Rusia. En esos momentos, el Ejército Negro no contaba ni con 5.000 hombres organizados, y acababa de derrotar al Ejército Blanco (muy superior en número) después de una guerra de nueve meses.

Después de derrotar al Ejército Blanco en Simferopol, Simón Karétnik es llamado por el Ejército Rojo en la noche del 25 de noviembre, para asistir a un Consejo Militar mediante el cual adecuar las condiciones futuras en favor de la convivencia de los ejércitos rojo y negro, y las sociedades anarquistas y comunistas, una vez expulsados los blancos. En el trayecto es apresado por los bolcheviques.

El 25 de noviembre el Ejército Rojo impone un Estado Mayor único para ambos ejércitos, algo que el Ejército Negro no acepta.

Simón Karétnik es fusilado en Melitópol, igual que Pedro Gavrilenko, el día 26 de noviembre.

El 26 de noviembre de 1920 se produce un ataque del descansado Ejército Rojo a todas las posiciones del Ejército Negro en Crimea. La proporción es de 30 bolcheviques por cada anarquista. La victoria de los bolcheviques es inevitable. El potente ejército de Márchenko, quedó reducido de 1.500 a 250 hombres.

Cuando el Ejército Rojo ataca Guliaipolé, allí se encuentra Majnó junto a unos 250 efectivos de caballería. En una relación numérica muy desfavorable, la caballería del Ejército Negro se enfrentó a las fuerzas de caballería bolcheviques y rompió el cerco enemigo. Guliaipolé cayó en manos enemigas, pero Majnó consiguió huir.

El 7 de diciembre las tropas de Alekséi Márchenko y Néstor Majnó se encuentran en Kermenchik, la desolación de Majnó es absoluta al ver que su caballería ha sido virtualmente aniquilada. Márchenko, al bajar del caballo para saludar a Majnó, dijo: "Sí, hermanos. Ahora sabemos bien lo que son los comunistas". Los restos del Ejército Negro quedan aislados. Sólo quedaban 2.000 hombres para combatir con los 150.000 efectivos del Ejército Rojo.

Los restos del Ejército Negro (también conocido como Ejército Insurreccional o Insurgente, como majnovistas) se reúnen de nuevo a las órdenes de Majnó, que completa una unidad de 1.000 soldados de caballería y 1.500 de infantería. A partir de la primera semana de diciembre son atacadas las posiciones más importantes del Ejército Rojo en la zona de Guliaipolé. En ese ataque muere Aleksandr Kaláchnikov, uno de los miembros más destacados del Consejo de Insurgentes.

El día 6 de diciembre el Ejército Negro ha recuperado parte de sus territorios, entre ellos Guliaipolé, y Lenin ordena el envío de refuerzos desde Moscú.

A mediados de diciembre de 1920 el Ejército Rojo reconquistó las posiciones que la semana anterior le arrebató el Ejército Negro, cuyos seguidores y supuestos simpatizantes fueron masacrados. Parece correcto considerar esta fecha como el fin del Ejército Negro, ya que a partir de entonces (ante la desigualdad numérica) los anarquistas se organizaron en forma de guerrilla, formando comandos de menos de 100 hombres.

Las fuerzas comandadas por Majnó se vieron obligadas a combatir durante más de 15 horas seguidas, y cualquier daño que consiguieran causarle al Ejército Rojo era insignificante ya que los bolcheviques sólo combatían en esa guerra, una vez eliminado el Ejército Blanco. Se estima que existían enfrentamientos cada día, y que en cada enfrentamiento las fuerzas rojas superaban en 4 o 5 veces los efectivos anarquistas.

El desastre era una cuestión de tiempo. Se conocen victorias muy meritorias de Majnó, que llegó a hacer más de 20.000 prisioneros. Se sabe que más de 3.000 de estos prisioneros se unieron al Ejército Negro, así como que (debido a la imposibilidad de alimentarlos y debido a la lentitud que supondrían para las tropas) los prisioneros que no querían unírseles eran liberados después de haber sido desarmados.

A partir de entonces las tropas que custodiaban a Majnó se dirigieron al Oeste. Tras ocho meses de guerrilla y persecución ininterrumpida, en agosto de 1921 alcanzaron la frontera rumana. Majnó cruzó la frontera con un tobillo roto y varias heridas de proyectil, la más importante en el cuello.

Gregorio Vassilevsky, amigo personal de Majnó en quien éste solía delegar el mando del Ejército, murió en un enfrentamiento con tropas del Ejército Rojo cerca de Kiev, en diciembre de 1920.

Alexis Márchenko, general jefe de la caballería del Ejército Negro desde 1918, fue muerto en febrero de 1921 por el Ejército Rojo en una emboscada. En la primavera de 1921, Pedro Rybin fue arrestado por la cheka y fusilado días después en Járkov. Tomás Kojin, comandante general del Cuerpo de Ametralladoras, es gravemente herido en combate en mayo de 1921, y desaparece. Basilio Kurilenko, héroe de la guerra contra Denikin, muere en un enfrentamiento con el Ejército Rojo en junio de 1921. También en junio de 1921 muere Fedir Stchuss, anarquista de origen ruso y amigo personal de Majnó, en un combate contra fuerzas del Ejército Rojo.

El fin del Ejército Negro no fue el fin de los majnovistas. La guerrilla majnovista siguió combatiendo hasta 1924.

En el libro del sociólogo argentino Christian Ferrer, se expone qué componentes en el exilio de lo que fue ejército majnovista actuaron como brigadistas internacionales durante la Guerra Civil Española; estos ucranianos formaban parte de una compañía comandada por el «teniente Shevchenko» dentro del Batallón Mickiewicz-Palafox, de la XIII Brigada Internacional o Brigada Dabrowski, que cruzó los Pirineos tras la caída de Cataluña, y que participaron en la Resistencia contra el nazismo.

Según el historiador franco-búlgaro, Frank Mintz, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, el impacto majnovista apareció, puesto que "grupos de guerrilleros ucranianos blandieron aún la bandera negra y lucharon a la vez en contra de los nazis y de los estalinistas" (p.303), uno de estos grupos partisanos fue organizado en 1943 en los alrededores de Kiev por el majnovista Óssip Tsébry. Cuando Stalin murió en 1953, hubo una gran insurrección en el Gulag en la que se vio una bandera negra con el nombre de "Majnó" escrito.

Comandantes
Néstor Majnó (Guliaipole; anarco-comunista)
Simón Karétnik (Guliaipole; anarco-comunista)
Márchenko (Guliaipole; anarco-comunista [1907])
Grigory Vasilevsky (Guliaipole)
Borís Veretélnikov (Guliaipole; SR, anarco-comunista [1918])
Peter Gavrilenko (Guliaipole; anarco-comunista [1905])
Vasily Kurilenko (Novospássovka; anarquista)
Víctor Belash (Novospássovka; anarquista)
Kaláshnikov (Guliaipole; anarquista)
Mikhalev-Pavlenko (anarquista)
Fedir Shchus (Bolchai-Mijáilovka; anarquista)
Iván Lepétchenko (Guliaipole; anarquista)
Aleksandr Lepétchenko (Guliaipole; anarquista)
Dmitry Ivánovich Popov (Moscú; izquierda SR)

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Néstor Ivanóvich Makhno


FUENTE: CNT. ESPAÑA.

Nestor Ivanovich Makhno (27 de octubre, 1889 - 25 de julio, 1934) fue un revolucionario anarquista ruso que se negó a unirse a los bolcheviques tras la Revolución de Octubre.

Nació el 27 de octubre de 1889 en la aldea de Gulái-Pole distrito de Alexandrovsk del gobierno Ekaterinonslar en Ucrania.

Siendo de familia de campesinos pobres y muriendo su padre a poco de nacer, tuvo que contribuir al mantenimiento de la familia (la madre y cuatro hermanos de corta edad) trabajando desde los 7 años como pastor de vacas y ovejas en verano y acudiendo a la escuela local en el invierno. Habiendo conseguido una pequeña instrucción, comenzó a los 12 años a trabajar como peón en las granjas de los colonos alemanes que proliferaban en esa época en Ucrania. Compartía con un reducido grupo de peones y campesinos el odio hacia las injusticias cometidas por los señores.

Con 16 años participa en la revolución de 1905 y tras contactar con diferentes grupos políticos se organiza en el movimiento libertario realizando peligrosas misiones. En 1908 es apresado por las autoridades zaristas y condenado a la horca por asociación anarquista y participación en actos terroristas. Debido a su juventud la condena fue conmutada por la de prisión perpetua. Es trasladado a la prisión central de Moscú, allí aprovecha su gran biblioteca y traba amistad con Archinoff, también condenado a trabajos forzados. Arnichoff, mucho más culto que Makhno, le ayuda a instruirse profundamente en varias materias. Sometido a un duro régimen por su espíritu rebelde y la organización de protestas contrae una afección pulmonar. Es liberado en 1917, junto con todos los presos políticos, por la insurrección del proletariado en Moscú.

Vuelto a Gulái-Pole comenzó a desplegar una actividad militante incansable y en el verano de 1917, durante el gobierno del demócrata Keresky en Rusia, era presidente del soviet local, de la unión de campesinos regional y de la unión profesional de obreros metalúrgicos y carpinteros.

En ese momento los austroalemanes ocupan el país y el Comité clandestino revolucionario de la zona le encarga, debido a las grandes simpatías de que goza, organizar batallones de obreros y campesinos. Viaja a Moscú en junio de 1918 y se entrevista con teóricos anarquistas en busca de métodos para avanzar en la concienciación libertaria de los campesinos. Pero encuentra a los viejos anarquistas pasivos e indecisos con sus relaciones con los bolcheviques. Sólo recibe consejos estimables del anciano Kropotkin y recela de los bolcheviques tras una conversación con Lenin.

A la vuelta es apresado por los austriacos, obteniendo la libertad gracias a un judío de Gulaï-Pole que consiguió reunir una suma considerable. Ya en su región organiza con un trabajo enérgico partidas de guerrilleros voluntarios; la estrategia es apuntalar una región liberada desde la que extender la resistencia y a la vez concretar la revolución sobre bases libertarias. Sus mejores armas eran la temeridad y movilidad de sus escuadrones de caballería (más adelante organizó a la infantería en veloces carros de dos caballos típicos de la región) y, sobre todo, la complicidad de los campesinos, que lo ocultaban e informaban a pesar de las represalias y la quema de sus aldeas. Redactaba manifiestos sobre la Revolución Social, las comunas libres y organizaba reuniones continuamente.

Hay que detenerse en la leyenda negra atribuida a Makhno por los bolcheviques, leyenda que carece prácticamente de todo fundamento. Sin embargo el propio Volin destaca «debilidades de carácter de Makhno» negativas para el movimiento: su afición por la bebida que le producía rasgos autoritarios que le llevaron en alguna ocasión a decidir o imponer cosas al Consejo; reconoce que varios compañeros le señalaban a comandantes con iguales aptitudes que Makhno, en especial Kusilenco, excelente estratega, política y moralmente superior a Makhno; pero quizá por sus propias debilidades, Makhno era considerado más compañero, más digno de fiar por las masas campesinas.

Es el caso que Makhno, que había recibido numerosas heridas a lo largo de los años, sufre un balazo en el vientre en marzo del 21 contra el ejército bolchevique, y, a primeros de agosto es herido en siete ocasiones, la última en el cuello. Temiendo seriamente por su vida el Consejo resuelve su traslado al extranjero (Ucrania ya no es segura) para su curación. El 28 de agosto un destacamento logra romper el cerco bolchevique y cruza el Dniester con un nutrido grupo de heridos, entre ellos Makhno.

Una vez en Rumania la hostilidad de las autoridades le obliga a trasladarse a Polonia. Allí es arrestado, acusado de actividades antipolacas en Ucrania, y juzgado, quedando absuelto. Se traslada a Dantzig donde es otra vez detenido logrando huir a París auxiliado por los grupos anarquistas locales. Obligado a permanecer en París arrastra una existencia penosa, sin poder adaptarse al idioma y al ambiente y sufriendo terriblemente la evolución de sus heridas.

Esporádicamente procuraba mantener cierta actividad, cayendo luego en largos periodos inactivos. Intentó escribir todo lo sucedido en Ucrania pero sólo llegó al periodo de 1918 cuando llevaba tres volúmenes, que fueron editados tras su muerte en julio de 1935. Estaba casado y tenía una hija.

Durante su estancia en París Makhno demandó, mediante escritos y conversaciones, una mayor autodisciplina personal de los anarquistas y una organización capaz de dotar de efectividad y homogeneidad al movimiento. Parece que alabó en una entrevista con miembros de la FAI, entre los que estaba Durruti, la capacidad organizativa del anarquismo español de esa época.

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Nestor Makhno; Campesino de Ucrania








lunes, 20 de mayo de 2019

PINKERTONS : ASESINOS AL SERVICIO DEL CAPITAL

FUENTE: Conociendo la Historia

Por         : César del Campo de Acuña

La Agencia de Detectives Pinkerton – Orígenes y actualidad.

Lo primero que hay que contestar es ¿Quién fundo la famosa agencia? Esta fue creada por el inmigrante escocés Allan Pinkerton en 1850.  Nacido en escocia el 25 de agosto de 1819, Allan Pinkerton trabajo en un principio como tonelero antes de emigrar a los Estados Unidos en 1842. Cuando llego al país se asentó cerca de la ciudad de Chicago y comenzó a desempeñar su antiguo oficio en el viejo mundo en la fábrica de cerveza Lill. Imbuido por ese espíritu emprendedor tan característico de la nación de las barras y estrellas, Pinkerton pensó que lo más beneficioso para su familia y el mismo era trabajar de manera autónoma. Con esa idea abandono el lugar donde residía para establecerse en el pequeño pueblo de Dundee situado a 40 kilómetros de Chicago.
Desde allí comenzó, gracias a su maestría, a controlar el mercado de la producción de barriles y barricas. La calidad de sus productos unido al bajo precio de los mismos lo convirtieron en todo un referente y poco a poco el inmigrante escocés fue amasando una pequeña fortuna. Su mentalidad empresarial consistía en ahorrar, ahorra y ahorrar y con esa actitud decidió que conseguiría más beneficios si no contrataba a nadie para hacer los postes con los que se hacían los aros de barril. Esto le llevo a descubrir una isla desierta en el Río Fox donde el mismo podría abastecerse de la madera necesaria para hacer los postes.

Sin embargo, cuando llegó a la isla encontró señales de que alguien había estado allí y sabiendo que una banda de falsificadores habían estado trabajando en la zona, se preguntó si la isla podría ser su escondite. A su regreso de la isla se reunió con el Sheriff local para contarle sus sospechas. Los dos hombres se embarcaron de nuevo para reconocer el terreno y poco después terminaron deteniendo a la banda de falsificadores. El único que consiguió escapar fue el líder de los criminales al cual una partida encabezada por Pinkerton dio caza en pocos días.
Esta participación accidental del lado de la justicia llevo a Pinkerton a convertirse en alguacil del sheriff en el condado de Kane y en 1850 se convirtió en el primer detective de Chicago. Ese mismo año fundo junto al abogado de la ciudad del viento, Edward Rucker, la Agencia de Policía de North-Western. Mientras tanto, y desde 1843, el hermano de Allan (Robert Pinkerton) había estado gestionando su compañía llamada Pinkerton & Co. La empresa de Robert se dedicaba originalmente a realizar las veces de contratistas para el ferrocarril pero en poco tiempo comenzó a trabajar como detective para la empresa ferroviaria. Gracias a sus contactos consiguió unos buenos y jugosos contratos con la Wells Fargo para proveer a las diligencias de guardias armados y detectives que las protegieran. Al poco tiempo el negocio de Robert creció tanto que comenzó a contratar a hombres del ferrocarril y la Wes Fargo como guardias y detectives.

Cuando la sociedad fundada por Allan y Edward Rucker fue disuelta un año después de su creación Allan se unió a su hermano Robert en su empresa ya establecida. Aquella unión empresarial entro los dos hermanos llevo a que el nombre de la compañía fuera cambiado a el de Agencia Nacional de Detectives Pinkerton. La “nueva” compañía proporcionaba una variedad de servicios de detectives así como de contratistas militares privados y guardias de seguridad, especializados en la captura de falsificadores y ladrones de trenes. Aunque por aquel entonces había otras empresas de seguridad privadas todas tenían mala reputación. La Agencia Pinkerton fue pionera en establecer un uniforme para sus miembros y en implantar una línea de conducta. Estas pequeñas medidas o cambios le hicieron ganar rápidamente el favor de las mejores y más reputadas compañías.
El caso que los inmortalizo se dio en 1861. Mientras investigaban un caso de robo/sabotaje de trenes, la agencia descubrió un complot para asesinar a Abraham Lincoln, donde conspiradores pretendían acabar con el presidente en Baltimore, durante una parada en su camino a la toma de posesión de su cargo. Sin embargo, con la advertencia de Pinkerton, el itinerario de Lincoln fue cambiado. Durante la Guerra Civil, el presidente Lincoln contrató a la agencia de detectives Pinkerton para organizar un “servicio secreto” con el fin de obtener información militar de los confederados y a veces actuar como guardaespaldas de su persona. Allan Pinkerton trabajo durante los años de la guerra con gran diligencia y en sus viajes en aquel cruento periodo siempre se desplazo utilizando el seudónimo, “Major E.J. Allen“.

Después de la guerra, Allan Pinkerton regresó a sus funciones en la agencia de detectives, que a menudo consistían en ser empleados por el gobierno para realizar muchas de las mismas funciones que están asignadas regularmente al Servicio Secreto, el FBI y la CIA. La agencia también trabajó para las empresas ferroviarias y las compañías que estaba realizando la expansión por el oeste, jugando un papel activo en perseguir una serie de forajidos como Jesse James, los hermanos Reno, y Butch Cassidy y su Grupo Salvaje.
Por aquel entonces, el edificio de tres plantas que poseía la agencia en Chicago, fue coronado con un logo en el que se podía ver un ojo abierto sobre la siguiente frase: “We never sleep” (nosotros nunca dormimos) y así surgió el termino Private Eye (o detective privado).

Cuando Robert Pinkerton murió en 1868, Allan asumió el control total de la Agencia de Detectives Pinkerton. Sin embargo, sólo un año después, en el otoño de 1869, Allan sufrió un ataque de parálisis que casi lo lleva a la tumba. A partir de ese momento tanto los hijos de Robert como los de Allan tomaron la mayor parte de las responsabilidades de llevar adelante el negocio. Sin embargo, había una fuerte rivalidad entre ellos, y la agencia sufría la falta de liderazgo derivadas de aquellas luchas internas. Al mismo tiempo, la agencia comenzó a sufrir económicamente.

A pesar de los problemas, a comienzos de 1870, la agencia tenía la mayor colección del mundo de las fotos policiales y la mayor “base de datos criminal” del país. Durante el apogeo de su existencia, había más agentes  de los Pinkerton que en el ejército regular de los Estados Unidos de América, lo que llevo al estado de Ohio a prohibir la agencia debido a que temían que esta pudiera ser contratada como un ejercito privado.
La fortuna le dio una vez más la espalda a la agencia en 1871, cuando la ciudad de Chicago sufrió el gran incendio que se inició en la noche del 7 de octubre. Antes de que se extinguiera, tres días más tarde, todo el distrito financiero había sido destruido, incluyendo los edificios de Pinkerton. Cuando el fuego fue finalmente extinguido, la ley marcial fue declarada en Chicago y los guardias de la Agencia Pinkerton fueron contratados para evitar saqueos. La viuda de Robert, Alice Isabella Pinkerton, y sus sirvientes también se quedaron sin hogar. Cuando ella se acercó a Allan pidiéndole ayuda este la animó a regresar a Gran Bretaña ofreciéndole pagar por el viaje. Alicia y sus hijos aceptaron su oferta y navegaron hasta Inglaterra dejando a la agencia en su totalidad en manos de Allan y sus hijos.

Cuando Allan Pinkerton falleció en 1884, se hicieron cargo de la agencia sus hijos, Robert y William. Pronto se involucraron en los conflictos laborales de finales del siglo XIX cuando fueron contratados por una serie de empresas para mantener a los huelguistas y sindicalistas fuera de sus fábricas. Sin embargo, la agencia se hizo conocida por sus pocas admirables tácticas de intimidación (llegaron a tirar una bomba incendiaria en casa de la madre de Jesse James) uso excesivo de la fuerza y en general por creer sus miembros estar por encima de la ley. El apoyo de la opinión publica y su favor comenzó a desvanecerse rápidamente.

Muchas simpatizantes del movimiento obrero acusaron a los Pinkerton de incitar a los disturbios para que así ellos pudieran hacer uso de su fuerza.  El ejemplo más notorio de ello fue la huelga de Homestead en 1892, cuando agentes de los Pinkerton mataron a 11 personas, mientras se esmeraban aplicando sus particulares medidas antihuelga. . Con el fin de restablecer el orden, dos brigadas de la milicia del estado tuvieron que ser llamadas. La agencia continuo luchando contra el movimiento obrero hasta llegar al siglo XX. La reputación de la agencia, por sus años de abuso, había caído en picado y la conciencia publica no tenia buena opinión de ella.
Sin embargo y a pesar de todas las críticas, la agencia sobrevivió. En 1907, la agencia fue heredada en 1930 por el nieto del fundador, Allan Pinkerton II y su bisnieto, Robert II. Cuando Robert Pinkerton II murió en 1967, la orientación de la empresa familiar cambio al no existir un heredero varón para lo que los hermanos Pinkerton construyeron en el siglo XIX.

Desde entonces Pinkerton Inc. ha crecido. Actualmente es una compañía con un valor de mercado estimado en 1 billón  de dólares que opera desde su sede en Westlake Village, California ofreciendo una amplia gama de servicios de seguridad sirviendo de filial del Grupo Securitas de Estocolmo, líder mundial en la industria de la seguridad.

APÉNDICE I

DESENLACE SANGRIENTO
Pese a los éxitos parciales de algunos sindicatos, la huelga en Chicago continuaba. Una sola usina seguía echando su humo negro sobre la región: la fábrica de maquinaria agrícola McCormik, al Norte de Chicago. El fundador de la usina, Cyrus McCormik, había muerto poco antes y dejado en el testamento una suma considerable de dinero para levantar una iglesia. Pero su heredero resolvió construir el templo sacando los fondos de un descuento obligatorio a sus obreros, que lo rechazaron. El 16 de febrero de 1886 estalló la huelga. Entonces, McCormik hijo contrató cientos de rompehuelgas a través de los hermanos Pinkerton y desalojaron en medio día la fábrica, que estaba ocupada por los trabajadores.
Cuando estalló la huelga general del 1° de mayo, McCormik seguía funcionando con el trabajo de los rompehuelgas, y no tardaron en producirse choques entre los restantes trabajadores de la ciudad y los “amarillos”. El ambiente ya estaba caldeado, porque la policía había disuelto violentamente un mitin de 50.000 huelguistas en el centro de Chicago, el 2 de mayo. El día 3 se hizo una nueva manifestación, esta vez frente a la fábrica McCormik, organizada por la Unión de los Trabajadores de la Madera. Estaba en la tribuna el anarquista August Spies, cuando sonó la campana anunciando la salida de un turno de rompehuelgas. Sentirla y lanzarse los manifestantes sobre los “scabs” (amarillos) fue todo uno. Injurias y pedradas volaban hacia los traidores, cuando una compañía de policías cayó sobre la muchedumbre desarmada y, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre ella. 6 muertos y varias decenas de heridos fue el saldo de la acción policial.
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APÉNDICE II
FUENTE: WIKIPEDIA

Pinkerton se hizo famoso cuando descubrió un complot que pretendía asesinar al presidente electo, Abraham Lincoln, quien después emplearía agentes de Pinkerton para su seguridad personal durante la guerra civil (aunque al ser asesinado, su seguridad fue dirigida por personal del Ejército y no por Pinkerton). Los agentes de Pinkerton realizaron servicios que se extendían de agentes de seguridad a militares privados. Durante su apogeo, Pinkerton empleó más agentes que el ejército regular de los Estados Unidos de América, al grado que la agencia fue proscrita en el Estado de Ohio por el temor de que se empleara como un ejército o milicia privada.
Durante las manifestaciones obreras durante el último cuarto del siglo XIX, los agentes de Pinkerton fueron empleados para infiltrarse en organizaciones obreras y capturar obreros activistas fuera de las fábricas. Intervinieron en conflictos obreros en minas de carbón y hierro en Illinois, Míchigan, Nueva York y Pennsylvania, así como las huelgas de ferrocarriles de 1877. El ejemplo más notorio era la huelga de Homestead de 1892, cuando los agentes de Pinkerton mataron a 10 obreros del acero y más de 70 heridos en un enfrentamiento con los obreros mientras intentaban romper la huelga.
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COMENTARIO: las ilustraciones y el título de la nota no son las originales, las mismas son de EL VERBONAUTA.








sábado, 18 de mayo de 2019

CÓRDOBA: UN BALANCE DERROTISTA


El PTS se ha metido en la polémica acerca de las elecciones recientes en Córdoba mediante la reproducción en Izquierda Diario de un posteo de un dirigente de Córdoba que, además, dice, es “joven”. Se trata, de todos modos, de una incursión muy limitada, porque deja de lado la caracterización de conjunto de la elección, a saber, si ella profundiza la crisis del proceso electoral o si, por el contrario, la victoria semi-plebiscitaria de Schiaretti debe verse como un comienzo de salida. El eje del artículo que publiqué el martes pasado gira, precisamente, en torno a esta cuestión y con sobrados motivos - porque de una caracterización adecuada de la crisis política de conjunto depende una orientación acertada de parte de la izquierda revolucionaria. Cuando no ha pasado una semana, parece claro que Schiaretti no se ha convertido en el eje de un reagrupamiento político eficaz de la política burguesa - lo cual, por sí solo, advierte sobre la profundización de la crisis del proceso electoral.

Un planteo ‘temerario’

La réplica que me endilga el joven Javier Musso se encuentra alejada del método de insultos, repudios y vituperios de otras respuestas, sin por eso privarse de las chicanas que amenizan las polémicas políticas en general. Musso, en esencia, nos dice, por un lado, que los resultados obtenidos por el FIT no son nuevos, porque “el desplome” electoral ya había tenido lugar en 2017; que si el FIT no es un frente efectivo ello no es responsabilidad del PTS, que ha propuesto formar un partido único de la izquierda; que la ausencia del kirchnerismo en la elección no tiene importancia; que la consigna “fuera Macri” no hubiera cambiado gran cosa los resultados; y que, por último, es mecanicista suponer que las crisis capitalistas vuelcan a la masas a la izquierda.

El joven tiene razón, “el desplome” ya tuvo lugar hace dos años. Esto sólo significa que hace dos años hubo un balance insuficiente. Musso no señala, sin embargo, que en 2017 el macrismo llegó a su apogeo político, como lo muestra la derrota de CFK a manos del ‘joven’ Esteban Bullrich. Donde no ganó el macrismo, lo hicieron sus aliados políticos activos, que ahora, por el contrario, procuran desmarcarse. Musso olvida, a pesar de encontrarse en “la flor de la vida”, que hace dos años el candidato K arrebató el diez por ciento de los votos, de modo que lo del domingo pasado no se emparenta con lo que ocurrió en 2017.

Para Musso,curiosamente, el tema de la “contención” que ejercería el kirchnerismo contra un traspaso popular a la izquierda, sería un polémica que yo tendría con otro sector (interno), algo que a él no le concierne. Otro olvido juvenil: cuando en marzo de 2017 desafié a que CFK dejara de jugar a las escondidas y anunciara su candidatura, agregando que aprovecharíamos su postulación para combatir “al nacionalismo burgués” que ella representaba, un dirigente del PTS sin aditamentos etarios, Guillermo Pistonesi, calificó mi posición de “temeraria”, porque una candidatura CFK quitaría votos al FIT (lo posteó en mi cuenta de facebook). No recuerdo, al menos en el último tiempo, una expresión de electoralismo más procaz - querer obtener votos por vacancia del rival y luego mirar para otro lado cuando no consiguen nada a pesar de que el rival se apartó del camino. Musso nos asegura, sin embargo, que el FIT hará una gran elección en Jujuy, en un par de semanas, debido a la “fragmentación del peronismo”. ¿En qué estamos? Dejo para otra ocasión la necesidad de un debate acerca del retroceso político sufrido por el FIT en Libertador General San Martín.

¿No es evidente la necesidad de un balance político acerca de por qué el FIT no conquistó en absoluto el voto popular que había ido a los K hace dos años? Lo que nuestro Musso tampoco recuerda es que, en 2017, las elecciones fueron para cargos nacionales - ahora locales, que es cuando, al menos estadísticamente, mejoran las posibilidades de las fuerzas políticas de izquierda. El principal punto en discusión es exactamente este: ¿hemos sufrido o no un “desplome electoral” en Córdoba? ¿Abordamos un balance de conjunto acerca de este “desplome” o nos consolamos con la “conservación de una banca en la Legislatura y otra obtenida en el Concejo, para la vanguardia revolucionaria”?

Frente Único

Es indudable que el centro del balance que desarrollé en mi artículo del martes pasado está puesto en la inexistencia del FIT como frente único y por lo tanto como alternativa política, con excepción de eventos electorales. En este mismo momento veo un titular de Izquierda Diario con la inscripción siguiente: “¿Se viene la Fuba del Pacto Social con la UJS-PO adentro?” Ningún obrero consciente que lea la ‘denuncia’ del PTS, según los cuales el PO apoya el Pacto Social de CFK en la Fuba, llegaría a la conclusión de que el FIT represente una alternativa política. En un frente político único, las alternativas de la lucha política se discutirían con anticipación y las posiciones de unos y otros tendrían lugar en un marco organizado y constructivo.

El PTS se ha cansado de rechazar un frente único, y no precisamente de un modo consistente. Caracterizó al FIT como “un frente en disputa” - nada menos que un cuadrilátero de boxeo; llamó a ignorar al FIT (2013) por “un partido de trabajadores”; recientemente propuso “un partido único” para las elecciones en curso, con fuerzas tan disímiles como Autodeterminación y Libertad, que es movimientista, y Corriente Popular, que no es socialista. El cambalache político es siempre anti-revolucionario. La propuesta de Izquierda Socialista de editar un boletín interno de discusión no prosperó ni para los abogados del partido único. He advertido desde hace mucho el límite insuperable de esta experiencia frentista - incluso cuando se presentó el FIT (ver Prensa Obrera, marzo de 2011) y desarrollado planteos para corregirla y superarla. La última manifestación de la tendencia centrífuga del FIT ha sido la incapacidad de arribar a un “acuerdo integral” para las elecciones 2019, planteado desde enero por el PO. ¿Apoyará ahora la propuesta de convocar a un Congreso del FIT para discutir estrategia y programa?

Objeto y sujeto

El PTS ha venido caracterizando que la clase obrera de Argentina es “conservadora” y que eso lo demuestra el voto reciente en Córdoba, al que califica de “conservador”. Estamos ante una nueva voltereta ideológica de sus académicos. Un editor de ID, Fernando Rosso, ha escrito que el único progreso posible para la izquierda es, en la actualidad, “el electoral” - lo que Córdoba tampoco parece confirmar. El PTS apoya la caracterización de conservadurismo popular en el argumento de que la crisis capitalista no tiene un efecto mecánico que vuelque a las masas hacia la izquierda. Bien, ¿pero por qué tendría, si, el efecto mecánico de volcarla hacia la derecha o el conservadurismo? Pura falacia. Sin la caracterización de las fuerzas políticas en presencia no se puede sacar una conclusión concreta, por eso es fundamental determinar el carácter del FIT y de su política, o sea de si va dirigida a desarrollar una fuerza socialista revolucionaria en la clase obrera. El FIT, por el contrario, se convierte en un frente democratizante desde el mismo momento es se remite a lo electoral y no constituye un frente que se apoya cotidianamente en la lucha de clases.

En oposición a los planteos del PTS, he caracterizado que la misma crisis del conjunto del régimen político es un producto último de la lucha de las masas, porque fueron la huelga de la mujer el 8 de Marzo, la movilización contra el 2x1, las movilizaciones del 14 y 18 de diciembre, e incluso las ocupaciones de Agr-Clarín, Pepsico o de los yacimientos en Comodoro Rivadavia, las que enterraron el plan Sturzenegger e iniciaron el ciclo de desplomes financieros, en el marco, claro, de una crisis capitalista internacional. Enseguida sobrevino la enorme movilización por el derecho al aborto. La burocracia sindical ha traicionado todas y cada una de las luchas, pero esas luchas son la evidencia más clara del descontento político de las masas con las fuerzas oficiales. Un articulista incluso asegura, en Perfil, que Schiaretti recogió el retroceso del FIT y no que el FIT retrocedió por el progreso de Schiaretti.

El recostamiento oportunista en el conservadurismo de las masas, implica que la salida al presente derrumbe político está descontado: lo determinará, ‘mecánicamente’, la partidocracia capitalista. El derrumbe de la tentativa macrista habría iniciado, no la perspectiva de un ascenso sino de un retroceso político de la clase obrera. Cuando la victoria de Schiaretti y el retroceso del FIT se presentan como un “anti-cordobazo”, esta tesis del retroceso muta en tesis de una victoria de la contrarrevolución. Anti-cordobazo fue el golpe policial de febrero de 1974, que derrocó al gobierno de Obregón Cano y Atilio López, y que llevó al 24 de marzo del 76. Los comicios de Córdoba han servido, como es evidente, para el despliegue de una enorme confusión política.

Adónde va Argentina

La tendencia política general en Argentina va en sentido opuesto al que esgrime mi joven adversario de Córdoba. Más allá de que la crisis desemboque o no en un traspaso del gobierno al Congreso o que se produzca otro derrumbe financiero antes de octubre, los recambios que se gestan en las oficinas de las compañías y bancos y en las de los partidos, chocarán con los límites de la crisis integral de Argentina y de la acentuación de la crisis continental (Venezuela, Cuba, Brasil, Colombia) y mundial. Esta es la curva previsible del desarrollo político. ¿Hace falta decir que la izquierda revolucionaria debe insertarse en este desarrollo con un planteo de poder? La victoria de Schiaretti se ubica en este contexto político, como un intento sin perspectivas de operar como recambio político. La izquierda revolucionaria debe intervenir como un factor activo, con un planteo de poder, en el proceso objetivo de la descomposición de conjunto del presente régimen social.

La chicana de Musso, a saber, “fuera Macri”no nos hubiera evitado el retroceso electoral’, revela una cortedad de miras que llama la atención - y una obsesión por el ‘electorado’, no el desarrollo político de la vanguardia de la clase obrera. Musso abrevia la consigna, pero no para ahorrar espacios de texto, sino para esquivar la Asamblea Constituyente Soberana y el Gobierno de Trabajadores. “Derrotemos a Macri y a los gobernadores” es una expresión de deseos, no un planteo político, y hasta contradictorio con trabajadores ‘conservadores’. Debo añadir, aprovechando mi maduración etaria, que estamos ante una fraseología inventada por Nahuel Moreno, que envolvía la ambigüedad de sus posiciones con la agitación de deseos colectivos.

El PTS coqueteó en algún momento con el planteo Constituyente; Christian Castillo planteó desarrollar “consejos obreros” (soviets) para impulsar la Constituyente, pero parece que fue disuadido de perspectivas tan febriles. Nadie puede saber cuántos votos habría atraído un Fuera Macri, impulsado por un Frente para elecciones, pero es indudable que la tríada Fuera Macri, Constituyente Soberana, Gobierno de Trabajadores habría servido, en primer lugar, para desarrollar un frente único estratégico de izquierda, porque no es un objetivo de corto plazo ni electoral. Lo que Musso nos dice es que si Fuera Macri no arrima votos, tenemos que dejar afuera esa consigna. ¿Habrá advertido el joven polemista y su partido que se han puesto a la derecha de una gran franja del kirchnerismo?

La mujer y la agitación política

El tema del feminismo no debe ser separado de toda esta cuestión en su conjunto. La adopción del ‘lenguaje inclusivo’ debe ser vista como una adaptación electoral al votante feminista, hombre o mujer. Esa adaptación arranca de la falta de un planteo de poder. Defiendo el derecho de quienquiera a hablar como quiera - es un derecho incuestionable, y más si va acompañado de Fuera Macri, Constituyente Soberana, Gobierno de Trabajadores. El socialismo ha forjado un gran lenguaje a través de luchas históricas, que han servido para crear consciencia de clase, o sea del antagonismo irreductible entre el capital, de un lado, y la fuerza de trabajo, del otro.

El feminismo en cuanto tal se declara ajeno (“autónomo”) a la lucha de clases, lo mismo es adaptarse a su lenguaje - y peor introducirlo con fórceps, sin el menor debate político, o sea el acuerdo mayoritario de todas y todos. El feminismo se define pluriclasista; la agitación socialista debe tener un carácter de clase - defiende a la pluralidad de los oprimidos desde un punto de vista histórico definido, o sea de clase.. Cualquier otra cosa que se diga a respecto de mis posiciones fuera de lo que he escrito, es difamación, lo cual, advierto, revela el choque de intereses sociales y de principios que involucra esta polémica. La campaña electoral del FIT en Córdoba ha girado seguramente por varios andariveles, pero el que más se ha destacado por lejos es el feminista - de ningún modo las consignas que corresponden a la presente crisis política. Algunos observadores de esta polémica me han comentado acerca de ‘spots’ que abogan por el parto domiciliario y otros que serían una copia fiel de los que exhibió la corriente feminista del partido Demócrata de Estados Unidos en las parlamentarias de noviembre pasado.

Derrotismo

La justificación de los resultados electorales del domingo pasado en Córdoba conforma un balance derrotista. La crítica de ellos, por el contrario, ofrece una perspectiva. A esto se resume todo. Saludo el ingreso del compañero del PTS en la polémica - no hace falta que diga el desprecio que me producen las descalificaciones y difamaciones de quienes no pueden ni quieren participar de ella. Es indudable que el resultado de una campaña electoral debe evaluarse más allá de los votos - por la discusión que suscitaron los planteos estratégicos (en la clase obrera), por el crecimiento de la periferia sobre una base principista y por el reclutamiento. Cuando se presente este balance en forma real y no retórica, el debate ingresará en una nueva fase.

Jorge Altamira
17 de Mayo 2019