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miércoles, 1 de marzo de 2023

RÉQUIEM POR UN ÁRBOL

 

Por: Daniel M Forte

01/03/2023

Ese Paraíso estuvo allí en mi vereda, desde cuando no era vereda, en tiempos en que el barrio de Versailles era la periferia de la ciudad; vio ladrillo a ladrillo crecer mi casa, vio a una joven pareja, mis padres, habitarla, me observó gatear, ensayar mis primeros pasos inseguros, salir por las mañanas de guardapolvo blanco y más tarde de Bléiser azul y en aquellas noches de verano, cuando los vecinos sacaban las sillas a la puerta para “tomar el fresco”, su tupida copa dibujaba espectrales sombras alumbrada por el foco de mercurio.

Vio a mi padre salir hacia el trabajo, me vio a mí salir hacia el trabajo y volver, conoció a mis novias, conoció a mi hija, a mi nieto y presenció las ausencias que el tiempo inexorable provocaba. Yo a veces me enojaba con él, cuando en otoño sus hojas tapaban los desagües pluviales de la azotea, pero no duraba mucho ese enojo.

Un día, una tormenta amputó una de sus enormes ramas y alguien decidió que había que darle fin a su existencia; la sierra eléctrica hizo lo suyo. Murió de pie, como saben morir los buenos árboles.