Por: Daniel M
Forte
01/03/2023
Vio a mi padre salir hacia el trabajo, me vio a mí salir hacia el trabajo y volver, conoció a mis novias, conoció a mi hija, a mi nieto y presenció las ausencias que el tiempo inexorable provocaba. Yo a veces me enojaba con él, cuando en otoño sus hojas tapaban los desagües pluviales de la azotea, pero no duraba mucho ese enojo.
Un día, una tormenta amputó una de sus enormes ramas y alguien decidió que había que darle fin a su existencia; la sierra eléctrica hizo lo suyo. Murió de pie, como saben morir los buenos árboles.