Con
motivo del deceso de esta gran escritora, El Verbonauta reproduce su magnífico
y valiente discurso en los National Book Awards.
Gracias, Neil, y también a la organización que entrega
esta hermosa recompensa; gracias de corazón. Mi familia, mi agente y mis
editores ya saben que el hecho de que esté aquí es tan mérito suyo como mío, y
que esta hermosa recompensa les pertenece tanto como a mí. Y me complace mucho
aceptarla en su nombre y compartirla con todos los escritores que tanto tiempo
llevan excluidos de la literatura: mis colegas autores de fantasía y ciencia
ficción, los escritores de la imaginación que llevan cincuenta años viendo cómo
estas hermosas recompensas eran para los llamados realistas.
Creo que llegan tiempos difíciles en los que
buscaremos las voces de escritores que sepan ver alternativas a nuestro modo de
vida actual, y que sepan ver, más allá de nuestra sociedad temerosa y sus
obsesivas tecnologías, hacia otras formas de ser, e incluso imaginen bases
sólidas para la esperanza. Necesitaremos escritores que sepan recordar la
libertad. Poetas, visionarios, los realistas de una realidad más amplia.
Ahora mismo, creo que necesitamos escritores que
entiendan la diferencia entre producir un bien de mercado y practicar un arte.
Desarrollar material escrito que encaje en estrategias comerciales para
maximizar los beneficios corporativos e ingresos publicitarios no es del todo
lo mismo que publicar libros con responsabilidad o ser un autor.
Sin embargo, veo cómo los departamentos comerciales
ganan control sobre los editoriales; veo a mis propios editores sumidos en un
pánico estúpido de ignorancia y avaricia, cobrando a las bibliotecas públicas
por un e-book seis o siete veces lo que cobran a los clientes. Acabamos de ver
a un usurero intentar castigar a una editorial por desobediencia, y a
escritores amenazados por la fatwa corporativa, y veo a muchos de nosotros, los
productores que escribimos los libros, que creamos los libros, aceptarlo.
Permitir que los mercaderes usureros nos vendan como desodorantes y nos digan
qué publicar y qué escribir.
Los libros, como sabéis, no son solo mercancías. El
ansia de beneficio a menudo entra en conflicto con la creación artística.
Vivimos en el capitalismo. Su poder parece inexorable. También lo parecía el
derecho divino de los reyes. Todo poder humano puede resistirse y cambiarse por
seres humanos. La resistencia y el cambio muchas veces empiezan con el arte, y
muy a menudo con nuestro arte, el arte de las palabras.
He tenido una carrera buena y larga. En buena
compañía. Y ahora, al final de ella, de verdad no quiero ver la literatura
estadounidense traicionada y malvendida. Los que vivimos de escribir y publicar
queremos, y deberíamos exigir, una parte justa de los beneficios. Pero el
nombre de nuestra hermosa recompensa no es «beneficio». Su nombre es
«libertad».
Hermoso discurso de una escritora muy sensible y sobre todo muy pero muy, realista."Los libros, como sabéis, no son solo mercancías. El ansia de beneficio a menudo entra en conflicto con la creación artística. Vivimos en el capitalismo. Su poder parece inexorable. También lo parecía el derecho divino de los reyes. Todo poder humano puede resistirse y cambiarse por seres humanos. La resistencia y el cambio muchas veces empiezan con el arte, y muy a menudo con nuestro arte, el arte de las palabras".
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