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sábado, 24 de febrero de 2018

STAR TREK .UN HECHO CULTURAL

Por: Daniel M Forte.


Acá se la conoció como Viaje a las Estrellas y la daban los miércoles a la una de la mañana. Yo tenía doce años y después de la cena se armaba el quilombo, pero nunca pudieron obligarme a ir a la cama sin verla. Y así, con la oreja pegada al parlantito que mi primo Rubén me enseñara a soldar en el del viejo Dumont blanco y negro comencé a volar por el espacio y ser un tripulante más del USS Enterprise.
La década del 60 llegaba a su fin, Johnson y Breznev, apuntándose mutuamente amenazaban con freír al mundo en una hecatombe nuclear; por estos lares, un recambio zoológico en las altas esferas se produjo cuando la morsa Onganía derrocó a la tortuga Illía. El comunismo, era más que nunca el fantasma que recorría el mundo y los EE.UU, su gendarme protector.
El 8 de septiembre de 1966, y tras haber sido rechazado su primer piloto, Gene Roddenberry, conocido escritor de Westerns ve cumplido su sueño; la nave Enterprise, número de identificación NCC-1701 suelta amarras bajo el mando de William Shatner, el legendario capitán Kirk, secundado por una pintoresca tripulación.

El marco de la serie.
Star trek se presenta desde el arranque como una serie distinta y transgresora.
El Enterprise es una nave terráquea, siendo la tierra una unidad política miembro de la Federación de Planetas en cuya sociedad, no existe el dinero y en donde cada habitante puede desarrollar libremente sus capacidades. En su tripulación, no solo conviven en armonía individuos de otros planetas, sino que es altamente variada en etnias y “nacionalidades”. El nombre de la astronave, es el mismo que ostentaba un portaaviones norteamericano, pero en el transcurso de la serie, aparecen otras naves de la Federación, con nombres tales como Galileo, y…  ¡Potemkin!
Hasta aquí, podríamos decir que todo esto, no son mas que idílicos detalles de color, pero lo verdaderamente importante es que la mayoría de sus capítulos, encierran una simbología y explicitan metafóricamente, mensajes muy claros contra el intervencionismo (estando en pleno desarrollo la guerra de Vietnam), contra el racismo y la xenofobia.
Esto último, lo entendió muy claramente Martin Luther King, cuando después de la primer temporada en donde la serie fue un fracaso ( para la NBC ), Michelle Nichols, la infartante Teniente Uhura, quiso dejarla y fue convencida por el Pastor de la importancia que tenía, en ese contexto histórico, mostrar el futuro que la serie planteaba para toda la humanidad.
Fue precisamente esta oficial negra, junto al Capitán Kirk, la que protagonizó el primer beso inter-racial que se mostró en la televisión norteamericana.
Otro detalle interesante es que Star Trek tuvo mucho éxito en la URSS. Una publicación soviética se quejó entonces de que, siendo la URSS el primer estado en lanzar un hombre al espacio, en la tripulación del Enterprise, no había rusos. Nace así, en la segunda temporada, el personaje de Chekoff.
Pero en el universo de la serie, también están los enemigos; aquí, en contraste con la postura maniquea del stablishment en donde todo el mal se concentra en el concepto de “enemigo”, el mensaje es muy claro, la situación de guerra con los romulanos y los klingons es un hecho derivado de la mutua incomprensión y confiando en la evolución, subsanable con el tiempo y el esfuerzo por la paz; de hecho, en  Star Trek New Generation, la mas desarrollada de la saga, klingons y humanos conviven en paz y cooperación, sin que por ello no surjan inconvenientes.
La obra, de profundas raíces Asimovianas, tuvo continuaciones en series y en el cine y es indudable que constituyó un punto de inflexión en la narrativa fantástica, con un mensaje implícito muy claro; en el futuro, el capitalismo y las taras que genera éste en el hombre, no existen; un optimismo que a la par de disfrutar la narrativa, hace que los muchos fans que tiene el género, continuemos soñando





martes, 20 de febrero de 2018

Rita Segato: “Una falla del pensamiento feminista es creer que la violencia de género es un problema de hombres y mujeres”

22 septiembre, 2017 por Redacción La Tinta 


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Más allá de todo prejuicio escandalizador, Segato ha propuesto una mirada profunda sobre la violencia letal sobre las mujeres, entendiendo a los femicidios como una problemática que trasciende a los géneros para convertirse en una expresión de una sociedad que necesita de una “pedagogía de la crueldad”.
Por Florencia Vizzi y Alejandra Ojeda Garnero para El Ciudadano 
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Rita Segato es doctora en Antropología e investigadora. Es, probablemente, una de las pensadoras feministas más lúcidas de esta época. Y tal vez de todas las épocas. Ha escrito innumerables trabajos a partir de su investigación con violadores en la penitenciaría de Brasilia, como perito antropológico y de género en el histórico juicio de Guatemala en el que se juzgó y condenó por primera vez a miembros del Ejército por los delitos de esclavitud sexual y doméstica contra mujeres mayas de la etnia q’eqchi, y fue convocada a Ciudad Juárez a exponer su interpretación en torno a los cientos de femicidios perpetrados en esa ciudad. Su currículum es largo e impresionante.
Más allá de todo prejuicio escandalizador, Segato ha propuesto una mirada profunda sobre la violencia letal sobre las mujeres, entendiendo a los femicidios como una problemática que trasciende a los géneros para convertirse en un síntoma, o mejor dicho, en una expresión de una sociedad que necesita de una “pedagogía de la crueldad” para destruir y anular la compasión, la empatía, los vínculos y el arraigo local y comunitario. Es decir todos esos elementos que se convierten en obstáculo en un capitalismo “de rapiña”, que depende de esa pedagogía de la crueldad para aleccionar.
Es, en ese sentido, que el ejercicio de la crueldad sobre el cuerpo de las mujeres, pero que también se extiende a crímenes homofóbicos o trans, todas esas violencias, “no son otra cosa que el disciplinamiento que las fuerzas patriarcales imponen a todos los que habitamos ese margen de la política, de crímenes del patriarcado colonial moderno de alta intensidad, contra todo lo que lo desestabiliza”. En esos cuerpos se escribe el mensaje aleccionador que ese capitalismo patriarcal de alta intensidad necesita imponer a toda la sociedad.
No es tarea sencilla entrevistar a Rita, que es una especie de torbellino, capaz de enlazar con extrema claridad y sutileza los argumentos más complejos. Se toma su tiempo para responder, analiza cada pregunta, la desgrana, profundiza y vuelve a empezar con una vuelta de tuerca sobre cada concepto. Tiene su propio ritmo y seguirlo puede ser un desafío.
En el marco del alarmante crecimiento de los casos de violencia de género, ¿podría profundizar en el concepto que desarrolló de que la violencia letal sobre la mujer es un síntoma de la sociedad?
—Desigualdad de género, control sobre el cuerpo de la mujer desde mi perspectiva, hay otras feministas que no coinciden, acompañan la historia de la humanidad. Sólo que, contrariamente a lo que pensamos y a eso que yo llamo prejuicio positivo con relación a la modernidad, imaginamos que la humanidad camina en la dirección contraria. Pero los datos no confirman eso, al contrario, van en aumento. Entonces tenemos que entender cuáles son las circunstancias contextuales e históricas.
Una de las dificultades, de las fallas del pensamiento feminista, es creer que el problema de la violencia de género es un problema de los hombres y las mujeres. Y en algunos casos, hasta de un hombre y una mujer. Y yo creo que es un síntoma de la historia, de las vicisitudes por la que pasa la sociedad. Y ahí pongo el tema de la precariedad de la vida.

La vida se ha vuelto inmensamente precaria, y el hombre, que por su mandato de masculinidad, tiene la obligación de ser fuerte, de ser el potente, no puede más y tiene muchas dificultades para poder serlo. Y esas dificultades no tienen que ver como dicen por ahí, porque está afectado por el empoderamiento de las mujeres, que es un argumento que se viene utilizando mucho, que las mujeres se han empoderado y que los hombres se han debilitado por ello y por lo tanto reaccionan así… no. Lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas, el desarraigo de un medio comunitario, familiar, local… en fin, el mundo se mueve de una manera que no pueden controlar y los deja en una situación de precariedad, pero no como consecuencia del empoderamiento de las mujeres, sino como una consecuencia de la precarización de la vida, de la economía, de no poder educarse más, leer más, tener acceso a diversas formas de bienestar.

Y eso también va en dirección de otra cosa que vengo afirmando: que hay formas de agresión entre varones que son también violencia de género. Yo afirmo que los varones son las primeras víctimas del mandato de masculinidad. Con esto no estoy queriendo decir que son víctimas de las mujeres, y quiero dejarlo bien en claro porque se me ha entendido de una manera equivocada muchas veces. Estoy diciendo que son víctimas de un mandato de masculinidad y una estructura jerárquica como es la estructura de la masculinidad. Son víctimas de otros hombres, no de las mujeres.
Muchas mujeres reciben esta violencia como algo normal. ¿Por qué?
Foto: Colectivo Manifiesto

—Por eso, sobre todo en España, al principio, cuando en las primeras campañas por los derechos de la mujer empezaron a aparecer estas mujeres golpeadas en la televisión, fue muy fuerte y causó mucho impacto. Plantear que la violencia doméstica es un crimen creo que fue el mayor avance de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw), es decir, que algo que es una costumbre puede ser un crimen. Es dificilísimo, sobre todo en el campo del derecho dar ese paso, porque el derecho es como la santificación de todo lo que es la costumbre como ley. Pero la Cedaw dice: esta costumbre es un crimen, no puede ser transformada en ley. En ese caso de la violencia doméstica, de las violaciones domésticas, se ha marchado en el camino de comprender que es un crimen.
Ahora, lo que nos da a nosotros una pauta, una luz para entender mejor todo ese tema, es que cuando hay un óbito, cuando aparece un cuerpo, un asesinato de mujer nunca fue natural, ni antes ni ahora ni nunca. Y ahí vemos que hay una dificultad del derecho y del Estado en ganar terreno en este campo. Porque, sin ninguna duda, están en aumentando cada vez los feminicidios, ese verdadero genocidio de mujeres que estamos viviendo, de varias formas. Y eso lo sabemos porque ya hay más de 10 años de estadísticas en la mayor parte de los países. Y además el avance en lo legal y lo forense respalda esta afirmación.
Usted plantea que la violación es un acto disciplinador, un crimen de poder. ¿Qué se juega el agresor sexual en esos casos?
—Bueno, ese concepto es de altísima complejidad. Le cuesta mucho a la sociedad comprender a qué apunto. Mucha gente de bien, muy moral, saltó contra esto e intenta rápidamente diferenciarse de ese sujeto que considera anómalo, criminal, inmoral, en fin todo lo malo que se deposita en ese sujeto, en ese chivo expiatorio que es el agresor… y los otros hombres se salvan y dicen yo no soy eso. Yo eso lo pongo bajo un signo de interrogación.

Yo creo que aquel último gesto que es un crimen, es producto de una cantidad de gestos menores que están en la vida cotidiana y que no son crímenes, pero son agresiones también. Y que hacen un caldo de cultivo para causar este último grado de agresión que sí está tipificado como crimen… pero que jamás se sucedería si la sociedad no fuera como es. Se sucedería en un psicópata, pero la mayor cantidad de violaciones y de agresiones sexuales a mujeres no son hechas por psicópatas, sino por personas que están en una sociedad que practica la agresión de género de mil formas pero que no podrán nunca ser tipificadas como crímenes.

Por eso mi argumento no es un argumento antipunitivista de la forma clásica, en el sentido de que no se debe punir o sentenciar. Sí tiene que haber leyes y sentencias que sólo algunas veces llegan a materializarse. Pero en nuestros países sobre todo, en el mundo entero, pero especialmente en América Latina, de todos los ataques contra la vida, no solamente los de género sino de todos en general, los que llegan a una sentencia son una proporción mínima. La eficacia material del derecho es ficcional, es un sistema de creencias, creemos que el derecho lleva a una condena. Pero claro que tiene que existir, el derecho, todo el sistema legal, el justo proceso y la punición. Lo que yo digo es que la punición, la sentencia no va a resolver el problema, porque el problema se resuelve allá abajo, donde está la gran cantidad de agresiones que no son crímenes, pero que van formando la normalidad de la agresión. Ninguno tomaría ese camino si no existiera ese caldo de cultivo.
Foto: Colectivo Manifiesto

¿Y por qué algunos hombres toman ese camino y otros no? Porque si es un problema social ¿no afectaría a todos por igual?
—Y bueno, porque somos todos diferentes… yo no te puedo responder eso. Lo que sí te puedo asegurar es que los índices serían muchos menores si atacáramos la base, o sea, el hábito, las prácticas habituales. Tampoco hablo de una cultura de la violación, porque se habla mucho de eso, sobre todo en Brasil. Se habla mucho de una cultura violadora. Está bien, pero cuidado con la culturalización, porque el culturalismo, en el abordaje de estos temas, le da un marco de “normalidad”, de costumbre. Como se hace con el racismo por ejemplo… es una costumbre. Yo tengo mucho miedo a esas palabras que terminan normalizando estas cuestiones.
En relación a este tema, sobre que la violación es un crimen de poder, disciplinador, eso, ¿se juega de la misma manera en el caso de los abusos de menores? Ya que generalmente los niños son abusados en su mayoría en las relaciones intrafamiliares o por integrantes de sus círculos cercanos, ¿se puede hacer una misma lectura o es distinto el análisis?
—Yo creo que es un análisis distinto, porque ahí si entra la libido de una forma en que yo no creo que entra en las violaciones de mujeres. Yo no he investigado mucho ese tema, lo que sí puedo decir al respecto es que el agresor, el violador, el asediador en la casa lo hace porque puede. Porque también existe una idea de la paternidad que proviene de una genealogía muy antigua, que es el pater familias, como es en el Derecho Romano, que no era como lo concebimos hoy, como un padre, una relación parental. Sino que el padre era el propietario de la mujer, de los hijos y de los esclavos, todos en el mismo nivel. Entonces eso que ya no es más así, pero que en la genealogía de la familia, como la entendemos, persiste… la familia occidental, no la familia indígena. Pero sí la familia occidental, que tiene por debajo en sus orígenes la idea de la dueñidad del padre. Entonces, eso aun está muy patente. Tengo estudiantes que han trabajado este tema. Por ejemplo, el caso de un pastor evangélico que violaba a todas sus hijas, y lo que sale de ese estudio es que el hombre, en su interpretación, era dueño de esos cuerpos. Eso es algo que no está más en la ley, pero sí en la costumbre. Y el violador también es alguien que tiene que mostrarse dueño, en control de los cuerpos. Entonces el violador doméstico es alguien que accede a esos cuerpos porque considera que le pertenecen. Y el violador de calle es alguien que tiene que demostrar a sus pares, a los otros, a sus compinches, que es capaz. Son variantes de lo mismo, que es la posesión masculina como dueña, como necesariamente potente, como dueño de la vida.
En su experiencia, ¿el violador se puede recuperar de alguna forma, con la cárcel o con algún tratamiento?

—Nunca vi un trabajo de reflexión, no lo podemos saber porque el trabajo que debemos hacer en la sociedad, que es primero entender y luego reflexionar, nunca fue hecho. Sólo después de hacer el trabajo que está pendiente todavía de hacer en el sistema penitenciario, podemos llegar a ese punto. No hay elementos suficientes. No estoy hablando de psicópatas. Porque, a diferencia de lo que dicen los diarios, la mayor parte de las agresiones sexuales no son perpetradas por psicópatas. Los mayores perpetradores son sujetos ansiosos por demostrar que son hombres. Si no se comprende qué papel tiene la violación y la masacre de mujeres en el mundo actual, no vamos a encontrar soluciones.

Quedan pendientes tantos temas… hablar, por ejemplo, sobre el papel de los medios que, según sus propias palabras, colaboran con exhibir públicamente la agresión a las mujeres hasta el hartazgo, haciendo de la victimización de las mujeres un espectáculo de fin de tarde o después de misa, reproduciendo hasta el hartazgo los detalles más morbosos y funcionando así como el “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”…. Esos y tantos otros. Será en otra oportunidad. La estaremos esperando.
*Por Florencia Vizzi y Alejandra Ojeda Garnero para El Ciudadano. Foto: Colectivo Manifiesto.

miércoles, 14 de febrero de 2018

CORNELIO

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Publicado en la antología; Morir Cuerdo y Vivir Loco.
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Por: Daniel M Forte

La luz de la luna caía a plomo y una suave brisa acariciaba la arboleda; - es una noche ideal, ojalá encuentre a Clorinda, volar acompañado es mejor -.
Silenciosamente cruzó el patio de tierra y llegó hasta la puerta, un pequeño salto y estaría afuera, luego el camino y el bosque, -Clorinda seguro que me espera, será agradable charlar, tal vez hagamos a tiempo de llegar hasta las montañas - .
Tomó impulso para saltar la pared; no hizo a tiempo a despegar las patas del suelo cuando una sombra enorme y siniestra lo interceptó, cayó de espaldas y sintió la presión de cuatro colmillos sobre el cuello, luego, una lengua húmeda y pegajosa lo recorrió de cuerpo entero.

-          ¡Tom, maldita sea! , ¡vas a matarme de un susto!
  
-¡Te sorprendí gallo achacoso!, estás perdiendo el estilo, vi la noche tan linda y me dije, Cornelio  va a volar

     -          Hablá mas bajo, vas a despertar a todos

-          No te preocupes, duermen como troncos mientras Tom los cuida


En la penumbra los ojos de Tom brillaban alegres, ese enorme perro de aspecto temible y corazón  generoso era uno de sus pocos amigos, mientras Cornelio se incorporaba acomodándose las plumas desordenadas por el revolcón, Tom se echó a su lado sin dejar de mover la cola

-          Si Ulises se entera la vas a pasar mal, no me cae bien ese engreído, si por mi fuera me lo comería, pero el amo entonces no se lo que me haría, ¿te vas a encontrar con esa lechuza amiga tuya?

-          Clorinda

-          Clorinda ¡vaya nombrecito!, con gusto te acompañaría, pero el deber es el deber, no vaya a ser que en mi ausencia alguna comadreja haga un desastre.

-          Me voy viejo amigo, antes del amanecer estaré de vuelta

-          ¡Mas te vale!, de lo contrario Ulises...

El camino de tierra lucía solitario alumbrado de tanto en tanto por algún farol; el silencio solo a veces era rasgado por algún ladrido lejano.
Llegó así hasta el recodo, miró  en derredor para asegurarse de que nadie lo viera, hizo una corta carrera y levantó vuelo; al llegar a una altura en donde la brisa soplaba hacia el bosque detuvo el aleteo y planeo con las alas desplegadas en toda su envergadura, abajo todos dormían y  apenas resplandecían con la luna los techos de las casas, allí se sintió feliz, con esa singular alegría que tienen los que han perdido mucho en una larga vida y que se manifiesta como una particularidad de la melancolía; recordó a sus amigos, aquellos que junto a él , en tiempos ya muy lejanos, emprendieron la loca aventura de volar; Exequiel, taciturno y distante pero atento a ayudar aún a riesgo de su vida  - Aquel águila picó en mi dirección y vos te interpusiste, ¿y que podías hacer?, ¡tonto!, maravilloso tonto que salvaste mi vida a costa de la tuya. Alejandro, el mas torpe de todos, que murió enredado en esos hilos que los hombres usan para llevar la luz. Tantos amigos, tantos recuerdos; -los viejos nos reprendían, ¡los gallos no volamos!, pero ¿por qué?, ¿ porque renunciar a superarse?-, no entendían, la comodidad del gallinero había secado su espíritu, -entonces nos desterraron y fuimos al bosque, allí volamos libres y nos creímos dueños del mundo, pero nuestro vuelo era torpe, como todo lo que comienza y uno a uno fuimos cayendo en las garras de las águilas y ahora estoy aquí, yo, Cornelio, el último de los que se atrevieron, volando de noche y recordando - .

-          ¡Cornelio!

La voz apagada de Clorinda lo sacó de sus cavilaciones, planeaba a su lado y en sus ojos resplandecía todo el cariño que le tenía.

-          ¡Es una noche hermosa!, ¿vamos hasta las montañas?

-          Mejor no querido, no volveríamos a tiempo y ese Ulises podría echarte del gallinero, bien sabés que te aceptó por pedido de Violeta, pero no te quiere, y hasta creo que te envidia.

-          ¿Qué podría envidiar Ulises de mi?, él es joven y fuerte, yo solo soy un viejo gallo que vive de prestado y al que nadie toma en serio.

-          Pero en vos el intuye su mediocridad, sos un espejo en el que no quiere reflejarse, se siente seguro y cómodo con lo que es.

Por un largo rato volaron en silencio, a veces muy alto, otras rozando las ramas de la arboleda, haciendo piruetas, disfrutando ese instante de total libertad, luego se posaron en la rama de un pino.

-          ¿Estas bien?, siento tu respiración muy agitada

-          No es nada, es la falta de costumbre y muchos años vividos

-          Será mejor que regreses, pronto amanecerá

-          Si, es lo mejor, ¡hasta pronto querida amiga!

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Era un cielo azul manchado por pequeñas nubes rosas, sus viejos amigos volaban a su lado, reían y bromeaban; felices, jóvenes, hermosos

-          ¡Papá!

Violeta, picoteaba tiernamente su cuello.

-          ¡ Hasta cuando vas a dormir !, son mas de las once

Abrió los ojos fastidiado.

-          Aquí traigo tu desayuno, aunque ya casi es hora de almorzar

Dejó a su lado un puñado de granos de maíz

-          ¡Abuelo!


Recién entonces lo vio, junto a su hija estaba Cesáreo; llevaba colgando del pico una enorme lombriz.

-          Yo mismo la cacé, como me enseñaste

-          ¡Bien, muy bien¡  ¿y tus alas?

-          ¡Papá por favor!, no quiero que metas esas ideas en su cabecita

-          Es un asunto entre mi nieto y yo

-          Cesáreo, ¡andá a jugar!

El pequeño partió en dos la lombriz y dejo una mitad sobre el montoncito de maíz; el medio bicho quedó retorciéndose.

-          No quiero que le inculques tus locuras a mi hijo, ya bastante me importunaste a mí, aún recuerdo los golpazos intentando volar, y tu voz que insistía hasta el cansancio, ¡otra vez, otras vez!, no quiero que Cesa sufra lo que yo sufrí por tu culpa, y ni que hablar si su padre lo sabe, seguro que te echa.

-          ¡Bah, que me importa!, Ulises es un cretino engreído

-          ¡Pero es el padre de mi hijo!, y tanto el como yo queremos darle una educación normal.

-          ¡Caramba!, alguien habla de mi en mi ausencia, ¿otra vez discutiendo?

Ulises apareció como de la nada, alto, erguido, elevando la cabeza para que su cresta luciera como una corona.

-          ¿Estas son horas de levantarse señor Cornelio?

-          A usted que le importa, no tengo la obligación de cantar al alba, puedo hacer lo que quiera

Ulises se irguió aún más

-          Puede hacer lo que le plazca dentro de las normas

-          ¡Sus normas!

-          ¡Las normas ancestrales que siempre hemos respetado y que nos permiten vivir tranquilos y seguros!, sobre todo a salvo de tipos como usted y sus amigos, ¿cree que no conozco la historia?, ¡vaya si la conozco!, un grupo de idealistas que un día se lanzó a volar, ¡que romántico!, ¿y cuales fueron las consecuencias?, las águilas descubrieron que éramos una presa apetitosa, ¡felicitaciones!, nos obsequiaron un nuevo predador. No señor Cornelio, no permitiré que un irresponsable como usted vuelva a trastocar el orden establecido, con los hombres estamos seguros y así permaneceremos. Aquí puede quedarse cuanto guste pero respetando el orden, o lo que es lo mismo, ¡de volar ni pensarlo!, y mucho menos influir sobre los jóvenes y en particular sobre mi hijo.

-          ¿Algún problema Cornelio?

El enorme Tom, que alertado por la discusión se había acercado preguntó sin siquiera mirar a Ulises


-          ¡Usted no se meta!, es un asunto entre nosotros

-          Puede ser, pero estás gritándole a un amigo, y eso no me gusta.

Ulises  giró sobre si mismo y se alejó con paso erguido y marcial, Violeta fue tras el; la patrona entre tanto estaba en el patio de tierra con una olla llena de maíz, voceaba un ridículo – piu, piu – mientras tomando un puñado lo esparcía por el suelo, a su alrededor se apretujaban las gallinas, los pollos jóvenes y los pollitos; mas allá, bajo la galería de la casa, el granjero limpiaba su escopeta.

-          Mirálos Tom, comiendo a los pies de los hombres, tan contentos, tan obesos, tan seguros.

-          No pienses en eso amigo, te hará mal

-          Me lastima lo que veo

Cornelio, con el pecho oprimido por el dolor se levantó, corrió como un poseso por el patio de tierra y de un salto se posó en el techo de la galería, allí cantó como nunca antes lo había hecho, como cuando joven y vigoroso anunciaba el alba y llamaba a sus amigos. Sin dejar su canto batió las alas y emprendió el vuelo en círculos concéntricos alrededor de la casa. La patrona dejó caer la olla, y el maíz con estruendo a hierro viejo se esparció por el suelo, Ulises gritaba y lo amenazaba, Violeta llorosa se tapaba los ojos, Tom corría y saltaba  - ¡bravo amigo, así se hace! - ; él no los escuchaba, solo cantaba y volaba, tampoco llegó a oír el seco estampido que lo acabó; el granjero fue letal con su escopeta.
Esa noche, en el lugar en donde cayó, la luna se reflejó en las lágrimas de un enorme perro que aullaba sin consuelo junto a una lechuza que en silencio honraba la memoria de su amigo, Cornelio. El último de los que se atrevieron.


jueves, 8 de febrero de 2018

Julián Semionov, el arlequín del suspenso

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El Verbonauta, se ha tomado la irreverente atribución de modificar el título de esta excelente nota.
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Por Armando Almada Roche

Julián  Semionov nació en Moscú en 1931. Egresado de la facultad de estudios orientales de la Universidad Estatal de Moscú, trabajó como corresponsal de los diarios PRAVDA, La Gaceta Literaria  y de la revista Ogonek  en varios países de Asia, Europa y América.
  Autor de numerosas novelas, entre las cuales se destacan El agente diplomático, En cumplimiento del deber, No hace falta santo y seña, La alternativa, La tercera carta, May Vykhr, 17 instantes de la primavera, Bomba para el presidente, TASS está encargada a declarar, La orden a sobrevivir, y muchos guiones para cine y TV, es sin lugar a dudas, uno de los escritores más leídos de su país. Es vicepresidente de la Sociedad de Amistad  URSS-Argentina.

 A este periodista  le había dicho Julián Semionov,  en la Feria Internacional del Libro, que el pertenece a la generación de escritores  “prosa de la guerra”, que le gusta escribir novelas policiales, puesto que no es un género menor. “Mis libros cuentan episodios de la guerra de la Patria Grande, si bien en ese entonces  yo todavía era  un niño. Tolstoi y Dostoievsky eran novelistas policiales, grandes y perdurables autores”. Nada más verdadero la  afirmación  del escritor ruso, que participó en un diálogo con el público en la Sala Leopoldo Lugones, ante un numeroso público—la cola se mantuvo hasta el final del acto, esperanzados todos sus integrantes en conseguir un autógrafo—que luego el escritor  firmó con agrado.
  Julián Semionov explicó primeramente las razones de su visita a la Argentina, un país que siempre le interesó—dijo—y  que estaba ansioso por conocerlo y, fundamentalmente, conocer a Borges”.
  Le concertaron una entrevista el con el consagrado escritor argentino, “es un hombre esencialmente bilingüe” y que había “liberado a muchos otros escritores de tabúes frente a formas nuevas de expresión”, que había enseñado “nuevas triquiñuelas” y que eso es lo que “más aprecian en general los escritores de sus colegas”.
  Nos confesó: “El hombre ruso tiende hacia el idealismo y nuestra filosofía es el marxismo, que se basa en lo material. Este es uno de los principales  problemas de mi país: conciliar la actividad vital con la modalidad política”.
  Barba rubia y rala sobre un rostro de inocultable origen euroasiático, ojos pequeños que se achican hasta desaparecer cuando estalla su potente carcajada de bajo, el autor de 17 instantes de la primavera  habló de la cultura de la imagen, de Don Quijote, de Rusia y, por supuesto, de literatura.
 
  -Tenemos entendido que usted escribió mucho tiempo en la famosa revista Ogoniok, que es muy antiestalinista.

   -Ogoniok, en mi opinión, debe satisfacer la demanda social del ser humano y, a la par, mantener una posición individual independiente. Nosotros luchamos por la soberanía  y el valor  de la personalidad, contra el desprecio a lo espiritual, derivado éste de la doctrina stalinista, la cual imponía la despersonalización y la psicología del torniquete.
  El proceso de democratización que se desarrolla en la sociedad soviética facilita a cada persona el derecho de ser fiel a sí misma y, al mismo tiempo, aliarse con los demás  en aras del objetivo común. Ogoniok  se mantiene en una posición de hostigamiento al fenómeno abominable y criminal del culto a la personalidad. Recordemos que a Leonid Brezhnev le gustaba decir: “Nosotros, los soviéticos, Nosotros, los comunistas, Nosotros, como todo el pueblo soviético.

  La Enciclopedia Soviética lo define como un maestro de la novela histórico-política, su similar norteamericana lo califica como creador de ese género, pero Semionov añade que, si bien sus novelas son políticas, “también tienen que ver con problemas morales y la conciencia humana”.

  -¿La novela soviética sigue bajando línea de partido?

  -No toda. La cosa ha cambiado. Hay novelas de ese tipo pero el lector, que siempre es inteligente, no lo lee. Está superando la etapa de adoctrinamiento.

  -Al principio de la entrevista, usted nos hablaba de Don Quijote. ¿Existe una suerte de afinidad entre lo ruso y lo español?

  -No dudo en afirmarlo. ¿Por qué? Muy sencillo. Porque ambos pueblos son idealistas. Don Quijote podría ser un ruso como algunos personajes de Pío Baroja, uno de mis novelistas preferidos. El otro de mis preferidos es Miguel de Cervantes, el primer novelista, el creador de la novela. Un autor excepcional.

  -¿En su carrera de periodista siempre trabajó con libertad?

  -No siempre. Tuve algunos roces  con los personajes de la burocracia y con algunos funcionarios faltos de imaginación. Sin embargo, cintura política y literaria mediante, pude zafar y hacer mi trabajo con cierta libertad. Hay que trabajar y pelear contra esos tontos, más papistas que el papa.

  -En el mundo entero se está imponiendo la cultura de la imagen. ¿Cree que es una amenaza para la literatura?

  -Me parece que sí, algo de eso hay. Creo que la cultura de la imagen está amenazando seriamente a la literatura. Una de mis hijas, por ejemplo, apenas gateaba, apretó el botón de la TV y ahora toda la información que recibe proviene de allí y no siempre es buena. La imagen está en malas relaciones con la palabra. Pero la Biblia dice que en el principio era el Verbo. ¿Llegaremos a perder el verbo? No sé. El tiempo lo dirá.
    -¿Es verdad que en la URSS se lee mucho?

  -Le cuento. A usted le va a parecer un cuento. Por ejemplo, para acceder a las obras de Puschkin se suscribieron 11.000.000 de lectores. Como lo oye. Existe una avidez feroz por leer, que hay un mercado negro del libro, que no se puede mensurar por sus dimensiones. Algo verdaderamente increíble.

  -¿Qué escritores argentinos están traducidos al ruso?

  -Recién estábamos hablando de él. Me refiero a Borges. No hace mucho tuvo una edición de 200 mil ejemplares. Es un fenómeno. Y Cortázar, es considerado un escritor soviético. También se lo edita por miles.

  -¿Qué está escribiendo, prepara alguna nueva novela?

  -Sí; estoy terminando La combustión, un libro sobre el trienio que va del 15 al 17, y continuar con mi trabajo en la Sociedad de Amistad URSS-Argentina que se propone estrechar las relaciones científicas y culturales entre los dos países. La Argentina y la Unión Soviética tienen que seguir siendo amigos e incentivar—con más fuerza—los encuentros de escritores para que se conozcan más y mejor.


  • Julián Semionov murió  el 15 de septiembre de 1993. Esta entrevista fue hecha en Buenos Aires, un viernes 12 de abril de 1985.