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miércoles, 26 de agosto de 2015

CHAU, JUANCITO ( a 41 años de la muerte de Raúl González Tuñón )

CHAU, JUANCITO

Por Daniel Miguel Forte.

Publicado en Prensa Obrera Nº 886,      2 de septiembre de 2004.

Hace treinta años, en Buenos Aires, en este lejano puerto, moría Raúl González Tuñón.
Coincidiendo en lo conceptual con la nota publicada en PO Nº 865, uno de los poetas más grandes de América.
Para Tuñón, la literatura fue una simple extensión de su actitud militante hacia la vida, de su compromiso incondicional con la lucha y, a su manera, con la revolución.
En el poema “Lluvia”, habla del amor a una mujer, potenciado por el romanticismo de la lluvia, pero no olvida que esa misma lluvia inunda los barrios de los trabajadores.
En uno de sus innumerables viajes, allá por la provincia de Neuquén, encuentra en un circo de animales famélicos y carpa remendada, a un mago, que se hace llamar Johnny Walker; allí nace el personaje que a la postre, se adueñaría de su autor, Juancito Caminador.
Y anduvo por España en la década del 30, en el Madrid revolucionario, volcando sus impresiones en el libro Muerte en Madrid; anduvo por Francia, por China, por la URSS, por La Martinica y por muchos otros puertos, y amalgamó a todas las plazas del mundo, en una sola plaza….donde un banco me espera.
Si bien permaneció fiel al Partido Comunista, lo que lo llevó a escribir su lamentable poema Muerte de un traidor, con motivo del asesinato de Trotsky, tuvo no pocos roces con aquel y su estilo literario oficial, el Realismo Socialista.
Tuñón se definía como un Realista romántico, -- el traslado fiel, pero apasionado, de lo que se ve y se vive --, de sacar el arte a la calle. Y, coherente con su estilo de vida, defendió esa postura desde la actividad práctica, por ejemplo, en el grupo Florida.

Raúl González Tuñón, o lo que es lo mismo, Juancito Caminador, fue un revolucionario que escribió poemas, un militante dedicado a la literatura, un Hombre, en toda la extensión de la palabra.

domingo, 23 de agosto de 2015

¿ ALGUIEN RECUERDA A VOLDEMAR DE TASSEAUX?

¿ ALGUIEN RECUERDA A VOLDEMAR DE TASSEAUX?

Daniel M Forte
16/09/13


Alto, imponente, musculoso y atlético. Estricto en su apariencia como en la preparación del combate; Ojos claros, corta cabellera rubia, de agradable cantar y versado en Filosofía, en artes, Teología y muchos otros temas.
Tocaba muy bien el laúd.
El reflejo del sol en su armadura enceguecía y era agradable a la vista la figura de tan gallardo caballero; doncellas, y mujeres de toda edad lo adoraban y él, hacía uso frecuente de ese poder, a algunas, simplemente las miraba, con otras, desplegaba su erudición hablando de los griegos y todas, todas, caían rendidas cuando pulsaba el laúd.
En su derrotero de caballero andante, mostró su destreza y valentía seguido por su fiel escudero, de no menor belleza y gallardía.
Cuentan que en tierras de España, tuvo en suerte toparse una tarde con quien según propias palabras, no era otra cosa que una patética caricatura, una broma de mal gusto, un hombre al que llamarle caballero constituía un insulto para la caballería.
Se encontraron frente a frente en un polvoroso camino, Voldemar lo observó en silencio; aquel quien lo retaba invocando el nombre de una dama desconocida era un anciano, flaco y huesudo con armadura oxidada. Un bacín de barbero, roto por añadidura, le servía de yelmo y del estado de su lanza y de la espada, mejor ni hablar; su caballo era una andante colección de huesos y mas atrás, lo seguía un obeso y mugriento escudero; descalzo y montando un burro.
Después de oír el reto, hizo un guiño a su escudero y bajó la visera del yelmo, había sido un día aburrido y no le vendría mal un poco de ejercicio y diversión.
Su oponente cargó para morder el polvo al instante; bastó un golpe plano de la diestra espada de Voldemar, no iba a molestarse en cargar la lanza  para hacerlo caer con ruido a lata vieja y blasfemias impronunciables. De un salto desmontó.
El viejo, trabajosamente se puso de pie y desenvainó la espada; esta vez aguantó dos o tres golpes dados de forma de no desarmarlo, porque en verdad era muy divertido jugar con él.
Por fin, la vetusta espada voló de la mano del anciano girando zumbante por el aire y otro planazo en los glúteos, solo jugaba, no quería lastimarlo, lo dio por tierra una vez más. Al darse vuelta, sintió un pie oprimiéndole el pecho y un afilado acero pinchándole el cuello.

-       ¡Ríndete viejo! Voldemar De Tasseaux te ha derrotado

Dijo esto sin poder contener la risa

-       Y digo que tu dama es una pastora de cerdos

El viejo, aplastado por el pie en su pecho y con la punta de la espada sobre su cuello, empezó a llorar de rabia.

-      ¡ Jamás!, deberás matarme porque nunca me rendiré.

-       Vivirás viejo, ¿y sabes porqué?, porque la espada de  Voldemar De Tasseaux no se manchará con tu inmunda sangre de labriego, ¡no eres digno de morir en mis manos!, no quiero que la historia, cuando narre mis hazañas diga que una vez me ensucié matando a un pobre viejo loco. ¡Adiós!, ¡vuelve a tus ovejas y a tus cerdos!
 
Mucho tiempo estuvo aquel viejo sentado en el polvo, un fino polvo que marcaba en su rostro la huella de las lágrimas mientras  su fiel escudero lo abrazaba, como se abraza a un niño lastimado. – Es verdad-, le dijo mas luego aquel anciano derrotado y humillado, es verdad amigo mío; la historia será para aquellos gallardos y erguidos caballeros.
Hombres como yo, solo merecen el olvido.







sábado, 15 de agosto de 2015

PALABRAS

PALABRAS

Busqué en el diccionario,
palabras olvidadas
arcaicas, ignoradas
herméticas
distantes
Solo escucho palabras
con verbos desgastados
pronunciarse en mi boca
replicarse en el eco
volver como un presagio
                   derrotado y confuso
repitiéndose siempre
aburriendo al oído.

Palabras y palabras
que son solo un contorno
carentes de substancia
vacías, desprovistas
brotan como el responso
fluyen sin alegría
mueren en el silencio
derrumbadas
exhaustas

Daniel M Forte

15/08/15

viernes, 14 de agosto de 2015

BREVE HISTORIA DEL CACTUS.

BREVE HISTORIA DEL CÁCTUS

DANIEL M FORTE
26/07/09

En el principio, el cactus era pura pulpa.
De no ser por una delgada y suave piel rosada nada separaba sus entrañas del mundo. Crecía en ambientes cálidos y con mucha agua, su vida transcurría feliz entre la hierba que al vaivén provocado por el viento, acariciaba con sus hojas aquella piel agradable al tacto.
En primavera, como debe ser, florecía y obsequiaba gustoso su polen a las abejas y así transcurría la vida, alegre y armoniosa.
Un día, su hábitat fue invadido por  extrañas criaturas que lo hallaron apetitoso. Ellas rasgaron su piel y devoraron sus entrañas; nada las detenía, solo la saciedad.
Entonces el cactus huyó al desierto, allí, a salvo de sus predadores, se fabricó un pellejo amargo, duro y protegido por filosas espinas, así preservó su existencia.

Eso si, ya nadie lo acaricia.

domingo, 9 de agosto de 2015

Guía práctica para el suicida.


GUÍA PRÁCTICA PARA EL SUICIDA
Daniel M Forte
09/08/15
Si usted es una persona que ha determinado, sus motivos tendrá, que la vida ya no tiene sentido y desea ponerle un punto final, encontrará en esta guía un conjunto de consejos prácticos para que cumpla eficientemente con sus deseos.
En primer lugar, le diré mi estimado candidato a difunto que debe tener bien claro el objetivo, ¿quiere matarse o llamar la atención?, esto es fundamental, porque si lo que quiere es que le den bola, no le recomiendo que lo intente, porque puede fallar y pasarse para el otro lado, y si tiene “éxito”, llamará la atención por muy poquito tiempo y encima lo van a cagar a pedos, ¡ni sueñe que se van a compadecer de usted y mimarlo!, la gente no funciona así.
Otra cosa que quiero que sepa, es que el acto dramáticamente supremo de quitarse la vida, no cambiará en nada la realidad del mundo, solo desaparecerá una abeja, y obrera por añadidura, de la colmena; aún las personas que lo aprecian, continuarán con sus cotidianeidades después de hacer una breve parada técnica para lamentarlo; sus herederos tomarán posesión de los bienes que deja, repartirán la ropa y los elementos que les sirvan y, muchos de los tesoros emotivamente amados por usted, irán a la parar a la basura, e inclusive, se sentirán aliviados de no tener que cargar con sus depresiones. Asúmalo mi viejo, usted no es nada.
Ahora bien, el hecho de que su muerte no tenga la más mínima importancia para el mundo, no significa que se la deba despojar de dramatismo; en eso deberá respetarse porque a fin de cuentas, es su vida y si usted la termina, por ejemplo, por una sobredosis de laxantes, se le van a cagar de risa, valga la humorada.
Una vez tomada la decisión, deberá definir la técnica que lo despene. El clásico de los clásicos es el tiro en la sien pero si usted no está familiarizado con el uso de armas, ni lo intente y si lo hace, nunca en la sien, porque lo más probable es que se vuele un ojo, máxime si lo hace con una pedorra 22. En este caso, lo más eficiente es un calibre del 38 para arriba y con el cañón en la boca a 45 grados de inclinación, o mejor, se la apoya en el pecho (use munición de alta velocidad y punta hueca) y listo.
Tenga en cuenta otro aspecto del problema, una cosa es ser suicida y otra muy distinta es ser un tipo desconsiderado; digo esto porque inmediatamente después de la muerte, se aflojarán todos los esfínteres y sería una descortesía presentarse finado tapado de pis y de mierda, así que antes del acto final, hágase una enema y vacíe la vejiga, sus deudos recordarán el gesto con cariño.
Esto nos lleva a otro problema; si usted vive solo, ¿se preguntó cuánto tardarían en encontrar sus restos?, evalúe la posibilidad de hacerlo en la vía pública, no creo que quiera que lo encuentren todo podrido y lleno de moscas.
Aquí entonces, es como llegamos al tema de estilo, ¿en qué contexto lo piensa hacer?, puede ser un suicidio íntimo, en la soledad de su hogar, ingiriendo cianuro ( no se pase en la dosis porque lo va a vomitar y lo único que logrará será una flor de resaca), o pastillas para dormir, lo que le garantizará una muerte plácida e indolora, o por el contrario, se puede ir “a lo grande”, y en este renglón, el tren se lleva la medalla de oro; en lo posible, que sea eléctrico, que al no poseer miriñaque que lo saque para un costado y ser más alto que la locomotora Diesel, le garantiza hacer de usted un montón de carne y tripas picadas.
Y por último, deje cuantas cartas quiera, pero no empiece con eso de…Señor Juez….es muy berreta, recuerde siempre que   una bella morte, onora tutta la vita
Que en paz descanse.

sábado, 8 de agosto de 2015

ÚLTIMA BITÁCORA

ÚLTIMA BITÁCORA
Por Daniel M Forte
08/07/10


Arriba, abajo, izquierda, derecha. Arriba, mi cabeza. Abajo, mis pies. Izquierda, mi brazo izquierdo. Derecha, mi brazo derecho; pero sucede que estoy girando, por lo tanto es absurdo establecer referencias.
Una mirada al oxímetro, un cuarto de tanque, media hora para la cianosis, la sofocación, la muerte por asfixia.
La estación es solo un punto brillante, uno más en el vacío. Los propulsores no funcionan, lo que me golpeó y corto el cable, ese cordón umbilical que me retenía a la vida debe haberlos estropeado; la radio no responde.
Tal vez tenga suerte y las baterías se agoten antes que el aire, comenzaré a enfriarme y me quedaré dormido.
Ahora, abajo, en mí abajo personal está la Tierra; una media esfera celeste con manchones blancos. Allí hay millones despertándose, desayunando, llevando a sus hijos a la escuela, charlando despreocupadamente de cotidianeidades. Mañana los noticieros informarán sobre la muerte de un astronauta y a lo sumo dirán –pobre tipo- mientras untan mermelada en su tostada. Entre tanto la gravedad succiona como el abrazo de la gran madre que me convoca a su regazo, nada va a quedar de este hombre, tal vez algún niño vea la efímera estrella fugaz en que me convertiré y pida un deseo, como si eso bastara para ser feliz, ¡un deseo!, un algo  sublime, trivial, o absurdo que se anhela hasta la irracionalidad de creer que una piedra venida del vacío puede concederlo en el instante de su desintegración. Nunca sabrán que ese destello en quien depositan sus esperanzas es un hombre que se esfuma, un hombre ya cadáver que en este instante flota y tiene miedo.
Trato de entender que pasó. Estaba reparando el panel Nº 34; algo se estrelló muy cerca de mí y al instante salí despedido. No debí haber salido solo, el reglamento lo prohíbe, el sabio, pacato y pedante reglamento esta vez tuvo razón. Imagino la expresión de perversa felicidad de algún burócrata mientras que con voz de académico sabelotodo escupirá una larga y reflexionadora perorata acerca de que infligir las normas puede costar la vida, un concepto que para el, cómodamente sentado en su sillón tiene la entidad de una abstracción, pero sucede que esa vida que costó y que para él será solo una estadística es mi vida; son los latidos de mi corazón, son mis ganas de mear, de hacer el amor de tomar vino con amigos o de leer un libro tirado sobre el pasto a la sombra de algún árbol.
Que azul se ve el mar desde acá, que hermoso paisaje se me obsequia en mis últimos instantes.

-       ¡Atención estación!, responda estación.

¡Nada!, no puedo comprender que pasa, ¿por qué no vienen a rescatarme?, es imposible que no hayan sentido el impacto, ¡no me abandonen compañeros!
Tienen que haber sentido el golpe, tienen que notar mi ausencia, tienen que venir a rescatarme, aún es tiempo, aún estoy al alcance de los propulsores.

-       ¡Atención estación!, responda estación

Cuando volviera a la tierra pensaba tomarme vacaciones; un largo interludio sin hacer nada, tal vez en el mar o en la montaña, llevar la vida de conspicuo holgazán, levantarme tarde, libre de la tortura del despertador, de la gimnasia, de los horarios. ¡Me lo merezco!, un buen descanso, un descanso consciente y placentero. Ahora resulta que descansaré, ¡si!, pero para siempre; ¡Y esos imbéciles que no vienen!



-       ¡Atención estación!, responda estación

El sol empieza a asomarse por el perímetro terrestre, si no me protejo quemará mis ojos. Tengo la garganta seca, solo eso me faltaba; cuando vuelva a la estación voy a tomarme mil litros de agua, toda para mi, fresca y cristalina agua reciclada que antes de ser agua fue pis y antes otra vez agua. Pero no volveré, la orina que llevo en mi vejiga no volverá a calmar la sed de nadie, ¡se lo tienen merecido!, me llevo el meo conmigo, ¡si lo quieren vengan por él, hijos de puta!, sálvenme y les daré mi orina.

-       ¡Atención estación!, responda estación

Morir así, solo, absurdamente flotando sobre miles de millones de personas que no me ven, que no saben, que no les importa; así nomás, sin siquiera una caricia, ¿cuánto hace que no recibo una caricia?, un gesto de dulzura, un abrazo.
La tía Teresa era casi analfabeta, primitiva, elemental. Pero cuando sonreía se le iluminaba la cara y sus mimos llegaban hasta el alma.
A nosotros la cultura nos asesinó la ingenuidad, cada concepto asimilado rebanó un pedacito de alegría y así, sin darnos cuenta, empezamos a revolcarnos en nuestra malhumorada depresión, esa pátina de dolor que llevamos atornillada en el pecho.

-       ¡Atención estación!, responda estación

¿Qué vas a ser cuando seas grande?, ¡astronauta! le decía a la señora Pino y ella ponía cara de asco porque ser alguien era ser doctor o ingeniero, oficios serios y respetables. ¿Qué vas a ser cuando seas astronauta?, cadáver señora Pino, cadáver y ni siquiera eso. Pero no se preocupe, no voy a pudrirme ni oler mal, no seré comida de gusanos, seré solo una cosa que se quema, una cabecita de fósforo con conciencia de si, nada más.

-       ¡Atención estación!, responda estación

¿Y si un marcianito viniera  a rescatarme?, un hombrecito verde con antenitas y ojos saltones. Me llevaría a la escotilla y yo no se lo diría a nadie, guardaría tu secreto marcianito y les patearía el culo por dejarme abandonado.
Me arden los ojos, el sol los está quemando; afuera hace frío y yo me estoy asando, ¡maldición!, ¿Cómo mierda desconecto la alarma del oxímetro?, no, no es la alarma, son mis oídos que generan ese ruido, es el responso que canta dentro de mi por el aire viciado.

-       ¡Atención estación!, responda estación

-       ¡Responda estación!


-    Res pon   da   esta   ción

martes, 4 de agosto de 2015

. UN FASO, POR FAVOR

UN FASO, POR FAVOR.


Daniel M Forte
10/04/14

¿Y si enciendo un cigarrillo que pasa?, ¿alguien en medio de este quilombo va a venir con cara de póker a decirme, amable y firme, - señor, no puede fumar -, ni siquiera lo escucharía y la verdad, muero por un faso, ¡je!, eso sonó irónico; si de algo estoy seguro es de que no voy a morir de cáncer de pulmón, ¡pero donde carajo dejé los puchos!, acá están, medio arrugados pero están, ¿y el encendedor?, ¡la puta!, no, no puede ser.
Disculpe, ¿tiene fuego?, si, fuego, fire, feu, I need to smoke, ¡pelotudo!, , ¡andá a cagar!
¿En el bolsillito de atrás del pantalón?, a ver, no, ¿esa mina tendrá fuego?, tiene pinta de fumadora, ta buena, se parece a Norma, ¡que fuerte que estaba Norma!, me acuerdo de esa noche en la plaza cuando se puso como loca y me la chupó, Norma, ¿que será de ella?.
Do you have a light?, fuego, ¿no me escucha?. Que boluda, sentada ahí con las manos tapándose las orejas. Lástima, estaba buena.

El día está hermoso, ni una nube, como esa vez en San Clemente. El mar era un espejo azul, sin viento, sin nubes, como si la naturaleza, Dios o lo que poronga sea me regalara esa belleza para soportar el rebencazo; ya no te quiero, me dijo, vos sabés como es esto, ¿y que le iba a decir?, encendí un cigarro y me fui y después me tragué todo lo que quisiera haberle dicho, ¡¿dónde carajo está ese puto encendedor?!, ¡será posible!, mirá vos, el gordo Luis, ¿cómo me vine a acordar de él?, ¡claro!, la última vez que lo vi me dijo que había dejado de fumar, tres meses después se cagó muriendo, no fui al velorio ¿para que?.
Che, ¡que quilombo hay acá!, si, igual que en el viaje de egresados, y……que piola que estuvo el viejo cuando cumplí dieciocho, me convidó un cigarrillo, el sabía que yo fumaba pero se hacía el dolobu, la vieja aquella vez puso cara de culo, ¿como será tener hijos?, no se, solo se que estoy acá en el culo del mundo y quiero fumar.
Pensar que me puse contento con este laburo, ¡mas de ocho meses en banda!, mas o menos doscientos cuarenta y cuatro días, mirando la compu buscando trabajo, ¡mas de doscientos días desocupado!, y cada día llevándose un cachito de autoestima, así, a rebanadas, mas de doscientas fetas prolijamente dosificadas y numeradas; en la feta cuarenta ya te sentís un bicho, en la sesenta y cinco, de tu antigua rebeldía solo queda una pulpa, un moco viscoso y entonces querés gritar, suplicar,  ¡por favor explótenme!, tengo mucha plusvalía por generar, y así llegás a la feta cien, ¡esta si que es buena!, porque seguís siendo un bicho pero te volvés transparente, indetectable, ya nadie te respeta, y mucho menos los que te quieren, esos son los peores cuando empiezan con la frase, - vos tenés que hacer tal o cual cosa - , y para las mujeres no existís, porque a esta edad las minas cuando olfatean a un perdedor, rajan como laucha por tirante y si de pedo, alguna con el instinto maternal hipertrofiado se va a la cama con vos, la pija se vuelve un inerte colgajo, y ahí se van otras fetas mas de lo que te queda de autoestima, pero por suerte pude zafar, ¡la mierda!, lo que me costó enganchar de nuevo el ritmo del laburo, madrugar, viajar como ganado, ¡pero estoy adentro!, y el miedo se quedó, el miedo a caer, a ser excluido de nuevo pero esta vez mas viejo, con mas experiencia y menos chances de aplicarla, esto es una carrera de ratas, al que se cae le pasan por encima, ¿qué habrá sido de la vida de Norma?, lo último que supe fue que se fue a España, allá por el dos mil, no, fue en el dos mil uno, creo que se casó, no se. Pero Laurita tenía un culo mas lindo,
¡que culito el de Laurita!, el padre mucho no me bancaba, quizá sospechaba que yo le estaba taladrando el ojete a su nena, ¡y como gozaba la hija de puta!, al principio pegaba un gritito y después, la calentura le soltaba la lengua y decía cosas muy chanchas y yo me calentaba mas y le daba bomba sin asco. Laurita, ¡no me pude haber olvidado el encendedor!, ¿habré heredado eso  de mi vieja?, ¡las tostadas que habrá quemado!, se acordaba cuando el horno ya estaba echando humo, después, a las que mas o menos sobrevivían, las raspaba en la pileta y nos decía, - esto hace bien para los riñones-, ¿de donde lo habrá sacado?, pobre vieja, quiso ser maestra pero tuvo que abandonar la escuela en cuarto grado, ¡y que inteligente era!, la estoy viendo sentada en la máquina de coser, con sus anteojos leyendo Nuestra Palabra o Aquí Nosotras,
nunca fue espectacular. nunca sobresalió, era la hormiguita tenaz y persistente a la que recurrían las vecinas para que les ponga una enema y para julio, mas o menos, recorría el barrio buscando los aportes para la Campaña Financiera,
y…¿por qué harán tanto quilombo?, si igual…¡¡acá está!!, ¡hijo de puta, te encontré!.
Bueh, solo espero que la vida me de la oportunidad de terminar el faso.
Antes de que este avión de mierda se estrelle contra el mar.



domingo, 2 de agosto de 2015

FRAGMENTO DE UNA CARTA ( que envié hace mucho)


Fragmento de una carta
Daniel M Forte
08/09/10



…………..cuando corté, sentí el pulsar de una cuerda. Una vieja conocida vino a verme; -¿ya es hora?-, le pregunté. Ella revisó una especie de huso, tomó la tensión del hilo que sonó como cuerda de guitarra, hizo un gesto de negación-  -¿Y entonces, a que venís? - ; - para que no olvides que estoy cerca -, dijo. – Creeme que no te olvido - ; - ¡Sabés que no es cierto!, crees que a través de tus evasiones fantasiosas vas a vencerme, que las estupideces que escribís perdurarán, ¡tonto!, podría hablarte de miles de millones de tipos más talentosos que vos, y que hoy nadie recuerda.
Ahí me calenté, le señalé la bomba inyectora para angioplastias que estaba reparando y le dije, ¡¿ves esto?!, esto salva vidas, y yo las arreglo y entonces los médicos te derrotan. 

-      Solo ganan una batalla, la guerra siempre la gano yo

Me saludó con la mano y lentamente se retiró; alcance a preguntar -¿será pronto? -; ella se rió.

-      ¡ Ay Daniel !, nunca entenderás que hay preguntas que no se le deben hacer a una mujer.


Se diluyo en el aire y entonces descubrí que estaba con el celular en la mano, mandándote un mensaje.