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domingo, 26 de julio de 2015

Eva Perón. El bonapartismo con polleras.

Eva Perón.
El bonapartismo con polleras.
Por Daniel M Forte




Mucho se ha escrito sobre esta mujer. La iconografía oficial peronista la presenta como una santa inmaculada, imagen a la que se pliega, como era de esperar, toda esa tilinguería progre que no deja de hacerse buches de lo nacional y popular. Del otro lado, el gorilaje la pinta como uno de los seres más perversos e inmorales. Unos, citan sus discursos, alaban su sensibilidad y hasta ven en su pensamiento elementos revolucionarios. Los otros, dando rienda suelta a toda su alergia antiobrera subrayan su autoritarismo y sus prácticas patoteras.
Para la evaluación histórica de este personaje, deberíamos ubicarnos en el contexto en que actuó, que intereses defendió en lo hechos, más allá del discurso y de sus sentimientos, quienes eran sus amigos, a quien combatió.
Es indudable que sin la aparición en la escena política del peronismo, esta mujer no hubiera sido más que una mediocre actriz. Pero el peronismo aparece en la historia argentina de la mano de un Coronel, que, mandado en misión de inteligencia a la Italia de Mussolini, estudia profundamente la experiencia Fascista, tomando de esta el concepto de colaboración de clases, postulado que ciertamente no fue invento del Duce pero que lo supo aplicar en profundidad y del que el entonces Coronel Perón supo tomar buena nota y sacar las debidas conclusiones. No fue casual que siendo precisamente él, el hombre fuerte del golpe del 43, fuera a parar a la Secretaría de Trabajo, un puesto menor que le permitiría, por un lado, realizar la necesaria regimentación de la clase obrera y por el otro, proyectarlo a los primeros planos de la política nacional.
El peronismo respondió a una necesidad de la incipiente burguesía nacional, es ideológicamente capitalista y por lo tanto, más allá de algunas medidas puntualmente progresivas, es contrarrevolucionario, su modus operandi cae dentro de la definición del Bonapartismo, es decir, una estructura en donde una casta corporativa relativamente independiente actúa como mediador, siempre del lado del Capital, en la lucha de clases. La condición indispensable de este tipo de regímenes  es la rigurosa regimentación de la clase obrera bajo la tutela de la burocracia sindical. Aparece entonces un nuevo tipo de burócrata muy distinto de aquel al que Gramsci definió como la oligarquía obrera, es el cuadro de conducción, al que los mismos trabajadores dieron el mote de burócrata peronista, con dos cualidades sobresalientes, es bruto y es corrupto.
En este contexto entra en la escena política esta mujer como una pieza clave del mecanismo. Su figura va creciendo al lado del ya General Perón y muy tempranamente se teje a su alrededor el mito del 17 de octubre, en donde la iconografía oficial justicialista la ubica levantando a los obreros, cuando en realidad, según Cipriano Reyes, autentico protagonista del hecho, la participación de Eva Perón fue prácticamente nula.
Surge la necesidad de sistematizar la limosna y llevarla a niveles nunca vistos, a los trabajadores y sectores humildes, políticamente atrasados, había que darles cosas concretas, y es allí que inventan la Fundación que lleva el nombre de esta mujer en diminutivo, uno de cuyos aportantes y colaborador fue el famoso Otto Skorzeny, ex oficial de las SS hitlerianas quien cobró notoriedad en su momento por el rapto del Duce y su envío a Alemania. La acción corruptora de la Fundación le vale el ser llamada La abanderada de los humildes, y aquí cabría la pregunta, ¿Dónde estaba esta abanderada cuando miles de luchadores obreros eran despedidos por el régimen?, la respuesta está en su actitud durante una de las primeras huelgas ferroviarias, fue personalmente a amenazar a los trabajadores para que levanten el paro.
La Fundación maneja sumas fabulosas, alrededor de Eva va formándose una camarilla gansteril de aduladores encabezados por Juan Duarte, Juancito, su hermano, quien bajo su protección robó a manos llenas, hasta que después de la muerte de su hermana y mecenas, Perón lo suicidó.
El protagonismo de esta enjoyada primera dama sigue una constante, en lo discursivo, junto a los trabajadores, en los hechos, con los más recalcitrantes enemigos de la clase obrera. Así, en su periplo europeo, esta abanderada de los humildes luce sus costosos diamantes junto a Franco, un genocida fascista que la recibe con honores de jefe de Estado mientras que en la Argentina, la Alianza Libertadora Nacionalista, verdadera Mazorca peronista, actúa con total impunidad llegando al asesinato de luchadores obreros y en la Sección Especial de Represión al Comunismo de la Policía Federal, a cargo del Comisario Lombilla, muy allegado a ella, se tortura con total impunidad; ¿alguna vez esta mujer se pronunció contra los crímenes de Franco y de la ALN?, ciertamente no, eran sus amigos.
Muerta prematuramente, para bien del mito; su cadáver es víctima de los más crueles vejámenes. Comienza el peronismo convirtiéndola en momia, sigue mas tarde la Libertadora descargando su odio gorila sobre ese cuerpo que finalmente es escondido en el exterior.
A partir de los setenta, varias generaciones de valientes, abnegados y heroicos luchadores; jóvenes idealistas que confiaron en el discurso del ya anciano y prófugo General que, una vez mas aplicando la frase mussoliniana de que –soldado que huye, sirve para otra guerra -, cuando quemaron las papas, decidió huir del campo de batalla hacia el exilio dorado en la España de Franco; levantaron la figura de esta mujer como un icono revolucionario. La historia es conocida, muchos pagaron con sus vidas el error de confiar en el que muy pronto se convirtió en su verdugo.
Esta generación, autodenominada peronismo revolucionario, con un análisis muy típico de la pequeña burguesía, ve medidas revolucionarias donde no las hay y se quedan con la cáscara, con lo accesorio, sin bucear en la esencia del problema. El planteo más contundente que exhibían, era el episodio de la compra de armas a Bélgica por parte de Eva, para defender a Perón y su Gobierno Popular, decían. Es que era una época en donde las organizaciones armadas de cuño peronista estaban en apogeo y las armas por si solas daban credencial de revolucionario, pero ¿qué es lo que no vio este sector? Es cierto que La Eva  compró esas armas, pero, ¿iba a armar a los trabajadores?, definitivamente no. Las armas que pudieron llegar antes de ser interceptadas por el Ejército, fueron a parar a la CGT; la misma que en su congreso del año 50 decide expulsar de los sindicatos a los comunistas declarados o potenciales. Esta mujer defendería al “Gobierno Popular” armando a los Batata o Madonna Quirós de la época. Esto, el peronismo revolucionario, condenado a ser, por sus limitaciones ideológicas, ese elemento que se usa y se tira, nunca vio.
El voto femenino, es otro de los argumentos que presentan los exegetas de esta mujer y que mas allá de lo objetivamente progresivo de la medida no deja de ser una mas de las tantas mentiras peronistas. La mitología presenta a esta medida como el resultado de la abnegada lucha personal de Eva Perón, cuando en verdad, el derecho al voto para la mujer, era ya una tendencia mundial y una necesidad crucial para el peronismo que vio en ella la oportunidad de hacerse con los votos de un sector históricamente postergado y muy atrasado políticamente. En las elecciones del 52, el peronismo ganó por el voto masivo de la mujer.

Eva Duarte de Perón es como aquel dios griego, Janos, el bifronte. Su accionar real la pone siempre del lado de los explotadores, pero la mitología la presenta como una consecuente defensora de los humildes y tal vez el mote de abanderada de ellos no sea totalmente inexacto. Fue si, la abanderada de los humildes sumisos, sus grasitas, como solía llamarlos, término mas despectivo que cariñoso; aquellos que aceptaban en silencio sus migajas y la idolatraban recibían algo del sistema, pero esos otros humildes, los que tomaban conciencia de sus derechos y luchaban por ellos, tuvieron en esta mujer un peligroso y consecuente enemigo. El mito de Eva Perón es eso, un mito, una construcción de humo, una mentira Goebbeliana que tarde o temprano la historia desenmascarará.

9 comentarios:

  1. Grandes amores terminan en odio,admiración en destrucción y la historia continúa. La historia no es confiable, es como una pareja cuando se separa...al escucharlos los dos tienen razón.

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  2. Lo que pasa, es que hasta ahora, solo se ha escuchado una campana, y es la que fabricó el mito, con verdades que todos dan por sentadas. Sin ir mas lejos, esta nota NADIE la quiso publicar.

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  3. Solo incursionandla izquierda uno parecer cambiar l a visión de lo q inculcaron durante décadas. .desde ningun otro lugar...muy bueno

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  4. Siempre la ví como la pintas en la nota, demagoga, autoritaria y déspota.

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  5. Ya lo había leído pero cada vez me gusta más. Excelente análisis . Felicitaciones Daniel!!!

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  6. Análisis correcto, pero imparcial. El peronismo y Eva, fueron el resultado, dialéctico, de la claudicación más infame de la izquierda argentina. La Unión Democrática lo hizo. De lo contrario aparecen con una capacidad inexistente de "maquiavelos", impostores. Detrás de ellos siempre estuvo el Departamento de Estado EEUU.

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  7. Gracias por el articulo. Me parece escrito con conocimiento y sin fanatismo. Cosas que poco se ven en Internet . Liliana Soto (facebook " No al cierre del Ramal Puente Alsina-Aldo Bonzi".

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  8. Como siempre, me has ilustrado , como sólo vos sabes escribir. Siempre la ví así, lástima que el fanatismo inculcado, no te lo deje publicar. El viaje de su cadaver, contado por Tomás Eloy Martinez, me emocionó un poco, no por ella, sinó por el amor del pueblo, que mataba x ella. De gente de aquella época, se hicieron peronistas por, la entrega de una máquina de coser, una vivienda, una silla de ruedas. Nadie lo vé como coptación. alguien reparó en ellos pobres de toda pobreza. Gracias.¡

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  9. Una vez, en un acto del peronismo -hace ya tiempo, creo que en los 90- la cámara de un noticiero enfocaba a una mujer que gritaba "¡Evita es religión!" Mucho de eso hay en esta mujer tal vez haya amado mucho a los humildes, pero ¡guay, de los que no se dejaran amar por ella y el general!

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Pido disculpas por no agradecer sus comentarios, por motivos que desconozco, mi propio blog no me lo permite