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viernes, 30 de noviembre de 2018

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL MOVIMIENTISMO


Por Daniel M Forte
30/11/18


Acerca de la nota de Rocío Zavaleta en Prensa Obrera “ ¿A quién le molesta el lenguaje inclusivo?

Con una clara intención de reivindicar el llamado “lenguaje inclusivo”, la compañera Rocío comienza su nota con la pregunta ¿a quién le molesta?; a partir de aquí que la lógica formal haga lo suyo. Rocío la toma contra la RAE por el ya conocido veto de esta institución “El veto de la RAE va a trasmano del movimiento, del cual importantes contingentes se expresan con la E y la X en su cotidianeidad porque lo entienden como la forma de comunicarse de manera no discriminatoria. De hecho, se han vuelto necesarias para muchos sectores –incluidas campañas del gobierno– para “empatizar” con ese movimiento.” Mas adelante, pasa lista a los medios periodísticos que saludaron la medida en un escrito que es un ejemplo de eclecticismo y termina expresando “ Sin lugar a dudas, la popularización del término “todes” o la batalla por visibilizar en el plano del lenguaje a las mujeres y disidencias sexuales con la incorporación de las versiones femeninas de los términos a la hora de escribir o hablar o convertir a la letra O en una E o X es un emergente de la lucha del movimiento de mujeres por sus derechos, que ha cuestionado las raíces profundas que la opresión de género tiene en el régimen social y todas sus expresiones culturales, comportamientos sociales, etc. Las expresiones con la E y la X se han convertido en símbolo de la lucha por nuestros derechos, como ocurre con el pañuelo verde. “

Prescindiendo del análisis de los orígenes de este lenguaje (la filosofía Queer) y de como fue metido en estos movimientos por sus direcciones, debo coincidir que, en boca de los luchadores (las feministas PRO también lo utilizan), es una genuina expresión de la lucha por la igualdad de la mujer y las minorías sexuales, y aquí surge la confusión de la compañera y de muchos compañeros, sobre la conducta del Partido Revolucionario frente a estos fenómenos.
Un Partido Revolucionario, analiza el movimiento, sus intereses, su composición de clase, sus tendencias y sus perspectivas para intervenir con su programa sin hacer concesiones a las expresiones transitorias de ese movimiento que en definitiva, expresan su nivel político.
Una de las peculiaridades del Movimientismo es, lo contrario. Con el pretexto de estar con las masas, son éstas las que arrastran al Partido a su atraso político y aquí hay un ejemplo contundente: Durante décadas, e incluso hoy (contexto mediante), el grito de “¡Viva Perón!” o cantar la marcha peronista ( odiada también por Clarín y La Nación) puede ser una expresión genuina de rebeldía y de lucha; sin embargo, el Partido Obrero no canta la marchita ni grita “viva Perón”, sí actúa con su programa para potenciar la lucha y darle una salida política; tengamos en cuenta que, las direcciones que con más entusiasmo han metido por la ventana el lenguaje inclusivo ( fundamentalmente los K ), hoy son las primeras en desertar o encorsetar la lucha por sus pactos con la Iglesia.
Hoy, debido a lo antes mencionado, la izquierda revolucionaria tiene una gran oportunidad de incidir en un movimiento al que se han sumado miles de nuevos luchadores y elevarlos a la altura del programa, esto es, convertir la lucha por la igualdad de géneros, por el aborto legal, por el respeto a las minorías sexuales en una lucha anticapitalista, concatenada con la lucha de otros sectores, por un Gobierno de Trabajadores; la dilución en el movimiento por medio de concesiones, sería un grosero error político.

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