TODOS SOMOS UNOS HIJOS
DE PUTA
Por Daniel M Forte
14/09/15
Discriminación, Bulling,
racismo y otras muchas conductas expulsivas, tienen mala prensa y son
moralmente sancionadas por la sociedad y por cualquier individuo que se considere
medianamente civilizado; el hombre, bicho gregario si los hay, tiende a
juntarse con sus pares y en su hélice genética, el concepto de pertenencia
implica por sí misma la categoría de la exclusión; es como esas bacterias que
habitan dormidas nuestro organismo; de darse las condiciones, despertarán y
manifestarán su presencia.
No voy a hablar de los
rechazos inducidos por el sistema, que son muchos y funcionales al proceso de
distracción e idiotización global, sino de aquellos que usted y yo llevamos
dentro, en el sistema operativo de la especie y que, al chocar con la moralidad
adquirida, hace que debamos reprimirlos para no quedar como turros ante
nosotros y ante nuestro medio. Pero que quede claro, no es una denuncia a la “maldad
intrínseca del hombre”, verdadero pecado original con que la religión intenta
convencernos de servirla para ser buenos, será una descripción de un reflejo
primitivo adquirido bajo ciertas circunstancias y que solo será suprimido,
mucho tiempo después de que hayan cambiado las condiciones sociales que lo han
perpetuado en la psiquis.

Ubiquémonos en la puerta
de un boliche bailable: allí nomás, en la entrada misma, los gorilas de
seguridad realizan la primera selección, porque el derecho de admisión es eso,
un derecho; el que logra pasar está incluido, pero no totalmente, porque hay
una pista para los simples mortales y está el salón VIP; allí solo ingresan los
lindos y, según sea la jerarquía del establecimiento, algún famoso de turno. Si
preguntáramos, todos, absolutamente todos condenarían la discriminación, pero
tanto el negrito que se quedó afuera como el que solo pudo acceder a la pista
normal, en su fuero intimo, moriría por ir al VIP, su deseo es que la exclusión
los incluya.
Súbase al colectivo, solo
quedan dos asientos vacíos, al lado del primero, hay sentada una persona linda,
y en el segundo, una persona fea, ¿dónde se sienta?, vea una foto o un video de
una persona linda sufriendo, ¿le produce la misma sensación instantánea que si
esa persona fuera fea?. Vaya caminando, en una vereda hay bolivianas vendiendo
limones, enfrente hay promotoras difundiendo lo que se le ocurra ¿por cual
vereda pasa?, dígame con una mano en el corazón, antes de todos los buenos
sentimientos que la cultura le enseñó, ¿qué siente en presencia de un
discapacitado motriz, de un sordo, de un atáxico, de un tartamudo o de un
ciego?.
Lo bueno es bello y lo
bello es bueno, sentenciaron los griegos hace tiempo, Lombroso asociaba la
fealdad con la perversión y la criminalidad, los “fenómenos” eran exhibidos en
los circos, a los leprosos se los apedreaba, a los locos se los enterraba en
mazmorras inmundas; todo tiene un denominador común, excluir lo que tememos,
porque ese sentimiento de rechazo no es otra cosa que una expresión superficial
del terror que le causa al hombre “normal” convertirse en eso y tan arraigado
lo tenemos en la mollera, que aún los excluidos lo poseen, porque, aunque usted
sea feo y jorobado, de poder elegir entre Angelina Jolie y la gorda Matosas ¿a
quien elige?....¿eh?
Para ese estudio primero no hay que olvidar que somos animales y como todo animal tiene sus instintos, lo racional tiende a matar el instinto. Pero eso pasa incluso con un down, la gente admira el hijo down del otro y por dentro da gracias al universo que tiene hijos sanitos. Lo ves en facebook: "Dale un like si te parece hermoso" y la verdad no me parece hermoso, ni nada; pienso en los padres que sufren y mas ese hijo que sufre mas que todos. Y sobre los bolivianos es un problema mas politico que social y, por ende, trae la discriminación. Lo mismo que los refugiados. Cuando sepamos que somos humanos y como humano tenemos instintos, tal vez el mundo cambie.
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