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miércoles, 4 de julio de 2018

HERÓN; EL EDISON DE LA ANTIGÜEDAD

Por Daniel M Forte

 Se llamaba Herón y era de Alejandría (sospecho que por ese motivo se lo conoce como Herón de Alejandría) y vivió más o menos por el siglo I AC.  Algunos lo recuerdan bajo el nombre de Michanikos.

Hizo modestos aportes a las ciencias puras, las teorizaciones lo embolaban, pero el tipo era un práctico y, así nomás se largó a inventar cosas y es evidente que la guita le gustaba más que el dulce de leche, cosa no difícil ya que por aquellos días, ese dulce no existía.
Hizo muchos inventos dedicados directamente a la estafa, lo que no les quita genialidad; estatuas de dioses que lloraban sangre, una estatua de Cibeles que por los pechos le salía leche, la primera máquina expendedora automática de agua y jabón, la jeringa, dispositivos de apertura y cierre automático de puertas, todos ellos instalados en los Templos y que de seguro le forraron el bolsillo, si es que las túnicas tienen bolsillo. También inventó una bomba para apagar incendios y una vasija de vino que se llenaba sola. Como dijimos, el ñato era un genio de la mecánica, todo a base de poleas y palancas y accionados por temperatura.
Su más grande invento, por el que no le dieron pelota, paradójicamente, fue su “Esfera de Herón”, la primer máquina a vapor de la historia. Contento como perro con dos colas se lo mostró a Aristóteles, diciéndole que este artilugio podía reemplazar en el futuro el esfuerzo humano: el gran filósofo lo miró, se rascó la nuca y le contestó que si, que era un aparatito lindo pero, ¿qué carajo hacemos con los esclavos, pelotudo? (y eso que no había leído a Carlitos Marx en eso de que las relaciones de producción tienden a tornarse trabas al desarrollo de las fuerzas productivas). No sabemos como siguió la conversación pero es de suponer que Herón se quedó bien calentito.


1 comentario:

Pido disculpas por no agradecer sus comentarios, por motivos que desconozco, mi propio blog no me lo permite