
Un planteo ‘temerario’
La réplica que me endilga el joven Javier Musso se encuentra
alejada del método de insultos, repudios y vituperios de otras respuestas, sin
por eso privarse de las chicanas que amenizan las polémicas políticas en
general. Musso, en esencia, nos dice, por un lado, que los resultados obtenidos
por el FIT no son nuevos, porque “el desplome” electoral ya había tenido lugar
en 2017; que si el FIT no es un frente efectivo ello no es responsabilidad del
PTS, que ha propuesto formar un partido único de la izquierda; que la ausencia
del kirchnerismo en la elección no tiene importancia; que la consigna “fuera
Macri” no hubiera cambiado gran cosa los resultados; y que, por último, es
mecanicista suponer que las crisis capitalistas vuelcan a la masas a la
izquierda.
El joven tiene razón, “el desplome” ya tuvo lugar hace dos
años. Esto sólo significa que hace dos años hubo un balance insuficiente. Musso
no señala, sin embargo, que en 2017 el macrismo llegó a su apogeo político,
como lo muestra la derrota de CFK a manos del ‘joven’ Esteban Bullrich. Donde
no ganó el macrismo, lo hicieron sus aliados políticos activos, que ahora, por
el contrario, procuran desmarcarse. Musso olvida, a pesar de encontrarse en “la
flor de la vida”, que hace dos años el candidato K arrebató el diez por ciento
de los votos, de modo que lo del domingo pasado no se emparenta con lo que
ocurrió en 2017.
Para Musso,curiosamente, el tema de la “contención” que
ejercería el kirchnerismo contra un traspaso popular a la izquierda, sería un
polémica que yo tendría con otro sector (interno), algo que a él no le
concierne. Otro olvido juvenil: cuando en marzo de 2017 desafié a que CFK
dejara de jugar a las escondidas y anunciara su candidatura, agregando que
aprovecharíamos su postulación para combatir “al nacionalismo burgués” que ella
representaba, un dirigente del PTS sin aditamentos etarios, Guillermo
Pistonesi, calificó mi posición de “temeraria”, porque una candidatura CFK
quitaría votos al FIT (lo posteó en mi cuenta de facebook). No recuerdo, al
menos en el último tiempo, una expresión de electoralismo más procaz - querer
obtener votos por vacancia del rival y luego mirar para otro lado cuando no
consiguen nada a pesar de que el rival se apartó del camino. Musso nos asegura,
sin embargo, que el FIT hará una gran elección en Jujuy, en un par de semanas,
debido a la “fragmentación del peronismo”. ¿En qué estamos? Dejo para otra
ocasión la necesidad de un debate acerca del retroceso político sufrido por el
FIT en Libertador General San Martín.
¿No es evidente la necesidad de un balance político acerca
de por qué el FIT no conquistó en absoluto el voto popular que había ido a los
K hace dos años? Lo que nuestro Musso tampoco recuerda es que, en 2017, las
elecciones fueron para cargos nacionales - ahora locales, que es cuando, al
menos estadísticamente, mejoran las posibilidades de las fuerzas políticas de
izquierda. El principal punto en discusión es exactamente este: ¿hemos sufrido
o no un “desplome electoral” en Córdoba? ¿Abordamos un balance de conjunto
acerca de este “desplome” o nos consolamos con la “conservación de una banca en
la Legislatura y otra obtenida en el Concejo, para la vanguardia
revolucionaria”?
Frente Único
Es indudable que el centro del balance que desarrollé en mi
artículo del martes pasado está puesto en la inexistencia del FIT como frente
único y por lo tanto como alternativa política, con excepción de eventos
electorales. En este mismo momento veo un titular de Izquierda Diario con la
inscripción siguiente: “¿Se viene la Fuba del Pacto Social con la UJS-PO
adentro?” Ningún obrero consciente que lea la ‘denuncia’ del PTS, según los
cuales el PO apoya el Pacto Social de CFK en la Fuba, llegaría a la conclusión
de que el FIT represente una alternativa política. En un frente político único,
las alternativas de la lucha política se discutirían con anticipación y las
posiciones de unos y otros tendrían lugar en un marco organizado y
constructivo.
El PTS se ha cansado de rechazar un frente único, y no precisamente
de un modo consistente. Caracterizó al FIT como “un frente en disputa” - nada
menos que un cuadrilátero de boxeo; llamó a ignorar al FIT (2013) por “un
partido de trabajadores”; recientemente propuso “un partido único” para las
elecciones en curso, con fuerzas tan disímiles como Autodeterminación y
Libertad, que es movimientista, y Corriente Popular, que no es socialista. El
cambalache político es siempre anti-revolucionario. La propuesta de Izquierda
Socialista de editar un boletín interno de discusión no prosperó ni para los
abogados del partido único. He advertido desde hace mucho el límite insuperable
de esta experiencia frentista - incluso cuando se presentó el FIT (ver Prensa
Obrera, marzo de 2011) y desarrollado planteos para corregirla y superarla. La
última manifestación de la tendencia centrífuga del FIT ha sido la incapacidad
de arribar a un “acuerdo integral” para las elecciones 2019, planteado desde
enero por el PO. ¿Apoyará ahora la propuesta de convocar a un Congreso del FIT
para discutir estrategia y programa?
Objeto y sujeto
El PTS ha venido caracterizando que la clase obrera de
Argentina es “conservadora” y que eso lo demuestra el voto reciente en Córdoba,
al que califica de “conservador”. Estamos ante una nueva voltereta ideológica
de sus académicos. Un editor de ID, Fernando Rosso, ha escrito que el único
progreso posible para la izquierda es, en la actualidad, “el electoral” - lo
que Córdoba tampoco parece confirmar. El PTS apoya la caracterización de
conservadurismo popular en el argumento de que la crisis capitalista no tiene
un efecto mecánico que vuelque a las masas hacia la izquierda. Bien, ¿pero por
qué tendría, si, el efecto mecánico de volcarla hacia la derecha o el
conservadurismo? Pura falacia. Sin la caracterización de las fuerzas políticas
en presencia no se puede sacar una conclusión concreta, por eso es fundamental
determinar el carácter del FIT y de su política, o sea de si va dirigida a
desarrollar una fuerza socialista revolucionaria en la clase obrera. El FIT,
por el contrario, se convierte en un frente democratizante desde el mismo
momento es se remite a lo electoral y no constituye un frente que se apoya
cotidianamente en la lucha de clases.
En oposición a los planteos del PTS, he caracterizado que la
misma crisis del conjunto del régimen político es un producto último de la
lucha de las masas, porque fueron la huelga de la mujer el 8 de Marzo, la
movilización contra el 2x1, las movilizaciones del 14 y 18 de diciembre, e
incluso las ocupaciones de Agr-Clarín, Pepsico o de los yacimientos en Comodoro
Rivadavia, las que enterraron el plan Sturzenegger e iniciaron el ciclo de
desplomes financieros, en el marco, claro, de una crisis capitalista
internacional. Enseguida sobrevino la enorme movilización por el derecho al
aborto. La burocracia sindical ha traicionado todas y cada una de las luchas,
pero esas luchas son la evidencia más clara del descontento político de las
masas con las fuerzas oficiales. Un articulista incluso asegura, en Perfil, que
Schiaretti recogió el retroceso del FIT y no que el FIT retrocedió por el
progreso de Schiaretti.
El recostamiento oportunista en el conservadurismo de las
masas, implica que la salida al presente derrumbe político está descontado: lo
determinará, ‘mecánicamente’, la partidocracia capitalista. El derrumbe de la
tentativa macrista habría iniciado, no la perspectiva de un ascenso sino de un
retroceso político de la clase obrera. Cuando la victoria de Schiaretti y el
retroceso del FIT se presentan como un “anti-cordobazo”, esta tesis del
retroceso muta en tesis de una victoria de la contrarrevolución. Anti-cordobazo
fue el golpe policial de febrero de 1974, que derrocó al gobierno de Obregón
Cano y Atilio López, y que llevó al 24 de marzo del 76. Los comicios de Córdoba
han servido, como es evidente, para el despliegue de una enorme confusión
política.
Adónde va Argentina
La tendencia política general en Argentina va en sentido
opuesto al que esgrime mi joven adversario de Córdoba. Más allá de que la
crisis desemboque o no en un traspaso del gobierno al Congreso o que se
produzca otro derrumbe financiero antes de octubre, los recambios que se gestan
en las oficinas de las compañías y bancos y en las de los partidos, chocarán
con los límites de la crisis integral de Argentina y de la acentuación de la
crisis continental (Venezuela, Cuba, Brasil, Colombia) y mundial. Esta es la
curva previsible del desarrollo político. ¿Hace falta decir que la izquierda
revolucionaria debe insertarse en este desarrollo con un planteo de poder? La
victoria de Schiaretti se ubica en este contexto político, como un intento sin
perspectivas de operar como recambio político. La izquierda revolucionaria debe
intervenir como un factor activo, con un planteo de poder, en el proceso
objetivo de la descomposición de conjunto del presente régimen social.
La chicana de Musso, a saber, “fuera Macri”no nos hubiera
evitado el retroceso electoral’, revela una cortedad de miras que llama la
atención - y una obsesión por el ‘electorado’, no el desarrollo político de la
vanguardia de la clase obrera. Musso abrevia la consigna, pero no para ahorrar
espacios de texto, sino para esquivar la Asamblea Constituyente Soberana y el
Gobierno de Trabajadores. “Derrotemos a Macri y a los gobernadores” es una
expresión de deseos, no un planteo político, y hasta contradictorio con
trabajadores ‘conservadores’. Debo añadir, aprovechando mi maduración etaria,
que estamos ante una fraseología inventada por Nahuel Moreno, que envolvía la
ambigüedad de sus posiciones con la agitación de deseos colectivos.
El PTS coqueteó en algún momento con el planteo
Constituyente; Christian Castillo planteó desarrollar “consejos obreros”
(soviets) para impulsar la Constituyente, pero parece que fue disuadido de
perspectivas tan febriles. Nadie puede saber cuántos votos habría atraído un
Fuera Macri, impulsado por un Frente para elecciones, pero es indudable que la
tríada Fuera Macri, Constituyente Soberana, Gobierno de Trabajadores habría
servido, en primer lugar, para desarrollar un frente único estratégico de
izquierda, porque no es un objetivo de corto plazo ni electoral. Lo que Musso
nos dice es que si Fuera Macri no arrima votos, tenemos que dejar afuera esa
consigna. ¿Habrá advertido el joven polemista y su partido que se han puesto a
la derecha de una gran franja del kirchnerismo?
La mujer y la agitación política
El tema del feminismo no debe ser separado de toda esta
cuestión en su conjunto. La adopción del ‘lenguaje inclusivo’ debe ser vista
como una adaptación electoral al votante feminista, hombre o mujer. Esa
adaptación arranca de la falta de un planteo de poder. Defiendo el derecho de
quienquiera a hablar como quiera - es un derecho incuestionable, y más si va
acompañado de Fuera Macri, Constituyente Soberana, Gobierno de Trabajadores. El
socialismo ha forjado un gran lenguaje a través de luchas históricas, que han
servido para crear consciencia de clase, o sea del antagonismo irreductible
entre el capital, de un lado, y la fuerza de trabajo, del otro.
El feminismo en cuanto tal se declara ajeno (“autónomo”) a
la lucha de clases, lo mismo es adaptarse a su lenguaje - y peor introducirlo
con fórceps, sin el menor debate político, o sea el acuerdo mayoritario de
todas y todos. El feminismo se define pluriclasista; la agitación socialista
debe tener un carácter de clase - defiende a la pluralidad de los oprimidos
desde un punto de vista histórico definido, o sea de clase.. Cualquier otra
cosa que se diga a respecto de mis posiciones fuera de lo que he escrito, es
difamación, lo cual, advierto, revela el choque de intereses sociales y de
principios que involucra esta polémica. La campaña electoral del FIT en Córdoba
ha girado seguramente por varios andariveles, pero el que más se ha destacado
por lejos es el feminista - de ningún modo las consignas que corresponden a la
presente crisis política. Algunos observadores de esta polémica me han
comentado acerca de ‘spots’ que abogan por el parto domiciliario y otros que
serían una copia fiel de los que exhibió la corriente feminista del partido
Demócrata de Estados Unidos en las parlamentarias de noviembre pasado.
Derrotismo
La justificación de los resultados electorales del domingo
pasado en Córdoba conforma un balance derrotista. La crítica de ellos, por el
contrario, ofrece una perspectiva. A esto se resume todo. Saludo el ingreso del
compañero del PTS en la polémica - no hace falta que diga el desprecio que me
producen las descalificaciones y difamaciones de quienes no pueden ni quieren
participar de ella. Es indudable que el resultado de una campaña electoral debe
evaluarse más allá de los votos - por la discusión que suscitaron los planteos
estratégicos (en la clase obrera), por el crecimiento de la periferia sobre una
base principista y por el reclutamiento. Cuando se presente este balance en
forma real y no retórica, el debate ingresará en una nueva fase.
Jorge Altamira
17 de Mayo 2019
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