
Córdoba expuso en forma anticipada este tipo de escenarios
en la división del bloque macrista, entre dos radicales Negri y Mestre y Juez
en la provincia y en el distrito capital. La provincia que le dio el triunfo a
Macri en 2015 giró ahora 180 grados. A finales de mayo próximo, la convención
de la UCR deberá decidir, precisamente, si el radicalismo sigue o no en
Cambiemos, y la posibilidad de que sufra una división cualquiera sea la
decisión que tome. Una parte de la UCR se encuentra negociando con Lavagna un
frente de “unión nacional” de características inciertas, que no tiene el guiño
de los renovadores de Massa ni todavía el de otros sectores no kirchneristas.
Los gobernadores que ya fueron consagrados en ocho provincias, incluidos los
peronistas, se encuentran también divididos en cuanto a qué candidatura
nacional adherir. En medio de estos ajetreos, los gurúes financieros
insistieron en pronosticar acerca de la ingobernabilidad en que quedaría
Argentina con un futuro gobierno minoritario en el Congreso y en las provincias
y con vencimientos de deuda pública impagables.
La victoria contundente del gobernador Schiaretti no ha
abierto una salida a este escenario. Socio del macrismo durante más de tres
años se ha convertido en parte de una operación de recambio - sin la necesidad
del menor gesto de ruptura con el macrismo. Esa expectativa de recambio
alimentó la campaña electoral del peronismo de Córdoba, o sea de un macrismo
que abandona el barco macrista. Esa operación, sin embargo, no logra cuajar,
porque Lavagna no se quiere someter al veredicto de las Paso y Massa no
renuncia a su candidatura. La capacidad de arbitraje de Schiaretti se pondrá a
prueba en pocos días. En lo hace a los sondeos de opinión, ninguno hace sombra
a las intenciones de voto que recoge Cristina Kirchner. “Sobria” o “moderada”,
CFK no logró apaciguar a ninguno de sus adversarios en cuanto a sus intenciones
de gobierno - ni con el retiro de su candidato en Córdoba para apoyar a
Schiaretti. Los gobernadores no articulan políticamente, a pesar de que
derrotaron o neutralizaron a los candidatos de los bloques nacionales en sus provincias.
Esto representa otra evidencia de la fragilidad estructural del macrismo, por
un lado, y especialmente del kirchnerismo. En resumen, la frase de Schiaretti
según la cual “los de afuera (de la provincia) son de palo”, podría convertirse
en “han cagado a palos a los de afuera”, sin atisbo de salida.
Defol o no defol

El desplome del FIT
En las elecciones del domingo en Córdoba, el Frente de
Izquierda ha sufrido un desplome de votos que debe merecer la mayor atención.
Ha descendido un 40% respecto a 2015, lo que reduce su representación
provincial de tres legisladores a uno. El 3% de los sufragios que ha obtenido,
en promedio, se encuentra muy lejos del 9% de 2013, en una elección mucho más
difícil porque era nacional. Sólo el fraude político-judicial impidió, en ese
año, consagrar una diputada al Congreso. Estos resultados reclaman un balance
político sin concesiones.
La amplitud del retroceso se ve acentuada por el retiro de
la candidatura del kirchnerismo, el cual ha sido caracterizado, repetidamente,
como una “contención” del avance de la izquierda - ahora lo habría sido el pejotismo-proto
macrista. La simple eliminación del ‘obstáculo’ kirchnerista no redundó en un
crecimiento sino en una caída mayor - o sea que el ‘obstáculo’ se encuentra en
otro lado.
Los obreros de las grandes fábricas no han aportado sus
votos, como en el pasado, ni tampoco los trabajadores desocupados. Esto después
de la experiencia de un bloque de tres diputados en la Legislatura. Tampoco
aportó el movimiento de mujeres, que se ha destacado por sus luchas masivas. La
campaña electoral feminista del FIT, sin fronteras de clase y por lo tanto
pluriclasista, no sirvió para atraer el voto de la mujer, como se supone que
era el propósito. Se impuso, sin debate previo en el conjunto del FIT, el
seguidismo a las últimas modas del feminismo, como el llamado lenguaje
inclusivo, apalancando la especie de que el cese de la opresión de la mujer se
podría viabilizar por fuera de la lucha de clases y la revolución social. El
MST, por su parte, obtuvo una representación igual a la del FIT, a pesar de su
presentación en solitario, lo cual acentúa la percepción de fracaso del FIT en
Córdoba.
Un principio de balance de estos resultados no hay que
buscarlos en la campaña electoral misma tomada en su conjunto. Las alternativas
políticas no emergen en las elecciones sino antes de ellas; se deben presentar
en ellas como alternativas establecidas.
Es necesario confrontar la línea de acción adoptada con el
desarrollo y las alternativas que plantean el derrumbe del gobierno macrista y
el impacto de este derrumbe en todas las clases sociales. Esta situación de
crisis política incluye la crisis del proceso electoral y la necesidad de un
planteo de poder para toda la etapa. La crisis política del proceso electoral
explica la expectativa del electorado de que Schiaretti se aparte de Macri en
nombre de la necesidad de “superar la grieta”.
El FIT, en definitiva, no se ha convertido en un frente
único de lucha de la izquierda, como fue planteado en forma reiterada, sino,
cada vez más, en una etiqueta electoral de características auto-proclamatorias
e intervención episódica. Fue dejada de lado la línea estratégica expuesta en
el Manifiesto Político del FIT, en 2013. Al confinarse a las elecciones y no
tomar a la lucha de clases en su conjunto, el FIT ha quedado preso de las
presiones electorales y democratizantes. El ingreso a la campaña electoral
nacional requiere un balance de las elecciones en Córdoba y de las que la
precedieron, especialmente Santa Fe. En esta provincia el FIT revalidó su ascendiente
relativo en el Cordón Industrial, pero no superó las Paso y en muchos distritos
fue superado por el solitario MST.
Los revolucionarios tienen la obligación de criticar su
propia política y sus propias acciones.
Jorge Altamira
14 de Mayo de 2019
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl Análisis tan "completo" de Jorge me deja supersatisfecho y me imposibilita agregar algo más, hace exáctamente (desde Politica Obrera) 51 años que conozco la postura Histórica del PO ante coyunturas de crisis políticas determinantes, yo algo expresé el otro día en tu comparación con "la saeta rubia, que corrrió y corrió pero no alcanzó la pelota. Lo más significativo que dijo Jorge Altamira en su análisis es para convertirlo en afiche y tenerlo en la cabecera de la cama: "Los revolucionarios tienen la obligación de criticar su propia política y sus propias acciones."
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