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domingo, 23 de agosto de 2015

¿ ALGUIEN RECUERDA A VOLDEMAR DE TASSEAUX?

¿ ALGUIEN RECUERDA A VOLDEMAR DE TASSEAUX?

Daniel M Forte
16/09/13


Alto, imponente, musculoso y atlético. Estricto en su apariencia como en la preparación del combate; Ojos claros, corta cabellera rubia, de agradable cantar y versado en Filosofía, en artes, Teología y muchos otros temas.
Tocaba muy bien el laúd.
El reflejo del sol en su armadura enceguecía y era agradable a la vista la figura de tan gallardo caballero; doncellas, y mujeres de toda edad lo adoraban y él, hacía uso frecuente de ese poder, a algunas, simplemente las miraba, con otras, desplegaba su erudición hablando de los griegos y todas, todas, caían rendidas cuando pulsaba el laúd.
En su derrotero de caballero andante, mostró su destreza y valentía seguido por su fiel escudero, de no menor belleza y gallardía.
Cuentan que en tierras de España, tuvo en suerte toparse una tarde con quien según propias palabras, no era otra cosa que una patética caricatura, una broma de mal gusto, un hombre al que llamarle caballero constituía un insulto para la caballería.
Se encontraron frente a frente en un polvoroso camino, Voldemar lo observó en silencio; aquel quien lo retaba invocando el nombre de una dama desconocida era un anciano, flaco y huesudo con armadura oxidada. Un bacín de barbero, roto por añadidura, le servía de yelmo y del estado de su lanza y de la espada, mejor ni hablar; su caballo era una andante colección de huesos y mas atrás, lo seguía un obeso y mugriento escudero; descalzo y montando un burro.
Después de oír el reto, hizo un guiño a su escudero y bajó la visera del yelmo, había sido un día aburrido y no le vendría mal un poco de ejercicio y diversión.
Su oponente cargó para morder el polvo al instante; bastó un golpe plano de la diestra espada de Voldemar, no iba a molestarse en cargar la lanza  para hacerlo caer con ruido a lata vieja y blasfemias impronunciables. De un salto desmontó.
El viejo, trabajosamente se puso de pie y desenvainó la espada; esta vez aguantó dos o tres golpes dados de forma de no desarmarlo, porque en verdad era muy divertido jugar con él.
Por fin, la vetusta espada voló de la mano del anciano girando zumbante por el aire y otro planazo en los glúteos, solo jugaba, no quería lastimarlo, lo dio por tierra una vez más. Al darse vuelta, sintió un pie oprimiéndole el pecho y un afilado acero pinchándole el cuello.

-       ¡Ríndete viejo! Voldemar De Tasseaux te ha derrotado

Dijo esto sin poder contener la risa

-       Y digo que tu dama es una pastora de cerdos

El viejo, aplastado por el pie en su pecho y con la punta de la espada sobre su cuello, empezó a llorar de rabia.

-      ¡ Jamás!, deberás matarme porque nunca me rendiré.

-       Vivirás viejo, ¿y sabes porqué?, porque la espada de  Voldemar De Tasseaux no se manchará con tu inmunda sangre de labriego, ¡no eres digno de morir en mis manos!, no quiero que la historia, cuando narre mis hazañas diga que una vez me ensucié matando a un pobre viejo loco. ¡Adiós!, ¡vuelve a tus ovejas y a tus cerdos!
 
Mucho tiempo estuvo aquel viejo sentado en el polvo, un fino polvo que marcaba en su rostro la huella de las lágrimas mientras  su fiel escudero lo abrazaba, como se abraza a un niño lastimado. – Es verdad-, le dijo mas luego aquel anciano derrotado y humillado, es verdad amigo mío; la historia será para aquellos gallardos y erguidos caballeros.
Hombres como yo, solo merecen el olvido.







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