UN FASO, POR FAVOR.
Daniel M Forte
10/04/14
¿Y si enciendo un cigarrillo que pasa?, ¿alguien en medio de
este quilombo va a venir con cara de póker a decirme, amable y firme, - señor,
no puede fumar -, ni siquiera lo escucharía y la verdad, muero por un faso,
¡je!, eso sonó irónico; si de algo estoy seguro es de que no voy a morir de
cáncer de pulmón, ¡pero donde carajo dejé los puchos!, acá están, medio
arrugados pero están, ¿y el encendedor?, ¡la puta!, no, no puede ser.
Disculpe, ¿tiene fuego?, si, fuego, fire, feu, I need to smoke,
¡pelotudo!, , ¡andá a cagar!
¿En el bolsillito de atrás del pantalón?, a ver, no, ¿esa
mina tendrá fuego?, tiene pinta de fumadora, ta buena, se parece a Norma, ¡que
fuerte que estaba Norma!, me acuerdo de esa noche en la plaza cuando se puso
como loca y me la chupó, Norma, ¿que será de ella?.
Do you have
a light?, fuego, ¿no me escucha?. Que boluda, sentada ahí con las manos
tapándose las orejas. Lástima, estaba buena.
El día está hermoso, ni una nube, como esa vez en San
Clemente. El mar era un espejo azul, sin viento, sin nubes, como si la
naturaleza, Dios o lo que poronga sea me regalara esa belleza para soportar el
rebencazo; ya no te quiero, me dijo, vos sabés como es esto, ¿y que le iba a
decir?, encendí un cigarro y me fui y después me tragué todo lo que quisiera
haberle dicho, ¡¿dónde carajo está ese puto encendedor?!, ¡será posible!, mirá
vos, el gordo Luis, ¿cómo me vine a acordar de él?, ¡claro!, la última vez que
lo vi me dijo que había dejado de fumar, tres meses después se cagó muriendo, no
fui al velorio ¿para que?.
Che, ¡que quilombo hay acá!, si, igual que en el viaje de
egresados, y……que piola que estuvo el viejo cuando cumplí dieciocho, me convidó
un cigarrillo, el sabía que yo fumaba pero se hacía el dolobu, la vieja aquella
vez puso cara de culo, ¿como será tener hijos?, no se, solo se que estoy acá en
el culo del mundo y quiero fumar.
Pensar que me puse contento con este laburo, ¡mas de ocho
meses en banda!, mas o menos doscientos cuarenta y cuatro días, mirando la
compu buscando trabajo, ¡mas de doscientos días desocupado!, y cada día
llevándose un cachito de autoestima, así, a rebanadas, mas de doscientas fetas
prolijamente dosificadas y numeradas; en la feta cuarenta ya te sentís un bicho,
en la sesenta y cinco, de tu antigua rebeldía solo queda una pulpa, un moco
viscoso y entonces querés gritar, suplicar,
¡por favor explótenme!, tengo mucha plusvalía por generar, y así llegás
a la feta cien, ¡esta si que es buena!, porque seguís siendo un bicho pero te
volvés transparente, indetectable, ya nadie te respeta, y mucho menos los que
te quieren, esos son los peores cuando empiezan con la frase, - vos tenés que
hacer tal o cual cosa - , y para las mujeres no existís, porque a esta edad las
minas cuando olfatean a un perdedor, rajan como laucha por tirante y si de
pedo, alguna con el instinto maternal hipertrofiado se va a la cama con vos, la
pija se vuelve un inerte colgajo, y ahí se van otras fetas mas de lo que te
queda de autoestima, pero por suerte pude zafar, ¡la mierda!, lo que me costó
enganchar de nuevo el ritmo del laburo, madrugar, viajar como ganado, ¡pero
estoy adentro!, y el miedo se quedó, el miedo a caer, a ser excluido de nuevo
pero esta vez mas viejo, con mas experiencia y menos chances de aplicarla, esto
es una carrera de ratas, al que se cae le pasan por encima, ¿qué habrá sido de
la vida de Norma?, lo último que supe fue que se fue a España, allá por el dos
mil, no, fue en el dos mil uno, creo que se casó, no se. Pero Laurita tenía un
culo mas lindo,
¡que culito el de Laurita!, el padre mucho no me bancaba,
quizá sospechaba que yo le estaba taladrando el ojete a su nena, ¡y como gozaba
la hija de puta!, al principio pegaba un gritito y después, la calentura le
soltaba la lengua y decía cosas muy chanchas y yo me calentaba mas y le daba
bomba sin asco. Laurita, ¡no me pude haber olvidado el encendedor!, ¿habré
heredado eso de mi vieja?, ¡las tostadas
que habrá quemado!, se acordaba cuando el horno ya estaba echando humo,
después, a las que mas o menos sobrevivían, las raspaba en la pileta y nos
decía, - esto hace bien para los riñones-, ¿de donde lo habrá sacado?, pobre
vieja, quiso ser maestra pero tuvo que abandonar la escuela en cuarto grado, ¡y
que inteligente era!, la estoy viendo sentada en la máquina de coser, con sus
anteojos leyendo Nuestra Palabra o Aquí Nosotras,
nunca fue espectacular. nunca sobresalió, era la hormiguita
tenaz y persistente a la que recurrían las vecinas para que les ponga una enema
y para julio, mas o menos, recorría el barrio buscando los aportes para la Campaña Financiera ,
y…¿por qué harán tanto quilombo?, si igual…¡¡acá está!!,
¡hijo de puta, te encontré!.
Bueh, solo espero que la vida me de la oportunidad de
terminar el faso.
Antes de que este avión de mierda se estrelle contra el mar.
Muy bueno !!!
ResponderEliminarque bueno, como escribe Ud.!
ResponderEliminar¡Ta bueno el cuento, don DMF!
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